El director Martín Rodríguez acaba de estrenar en Chile su película: “Pecados”, en la que siete reconocidas actrices interpretan monólogos escritos por dramaturgos chilenos del peso de Jorge Díaz, Radrigán y Galemiri. La semana pasada, Cine Club Universitario la exhibió ante su fiel audiencia, con la presencia de su realizador.
“Pecados» es una película bastante atípica, que tras su realización tiene una historia bastante poco habitual, además logró colarse al sistema de cadenas de cine. ¿Qué reflexión te provoca ello a cuatro años de su filmación?
Que el dicho «no está el horno para bollos» también puede llegar a ser válido para una película. Hace cuatro años era muy difícil exhibir una película con buena proyección digital en una cadena de cine. Si no tenías copias en 35mm era difícil pensar en un estreno en salas de cadenas. De hecho cuando abrimos SANFIC en el Parque Arauco el 2007 tuvimos que arrendar nosotros algunos de los proyectores. Hoy, y debido a las salas digitales que aparecieron para las películas principalmente en 3D, se abrió la posibilidad de exhibir cine digital en muy buenas condiciones.
¿Cómo realizaste el casting de «Pecados»? ¿Cómo llegaste a cada una de esas actrices?
Del elenco de la obra de teatro mantuvimos a Antonia Zegers y a Trinidad González. Y en acuerdo con los productores invitamos a participar a las restantes actrices, proponiéndoles un pecado específico. En cierta forma, se puede decir que armamos el elenco que quisimos, porque ninguna de las actrices invitadas a sumarse al proyecto rechazó la invitación.
¿Nos puedes contar la génesis del proyecto?
En el año 2004, junto con mi amigo (y en ese entonces también productor de cine) Ricardo Saieh andábamos en la búsqueda de un proyecto de largometraje que se pudiera registrar en formato digital y que se pudiera grabar en pocos días para reducir los gastos. Un día Ricardo me pide que vaya a ver una obra de teatro basada en siete monólogos sobre los pecados capitales y dirigida por Gustavo Meza. Tras verla, le comento a Ricardo que el formato de la obra, que son monólogos, me ha parecido interesante y de verdad cautivante en el caso de algunos. Ricardo me propone hacer una película basada en esos monólogos y acepto el desafío. Contactamos a Gustavo Meza y éste accede a vender para el cine los textos originales de la obra que nos parezcan interesantes. Ricardo compra cuatro de los textos: los de Rivano, Délano, De la Parra y Radrigán. Y encargamos la escritura de tres textos nuevos a Jorge Díaz, Carla Guelfenbein y Benjamín Galemiri. Poco tiempo después, Ricardo se asocia a la productora de cine publicitario Urbanart y Pecados se convierte en el primer proyecto de cine de ficción de esta productora.
Vista en la distancia, ¿qué reflexión haces de la película?
Vista hoy me parece, más que al momento de filmarla, una película atrevida y un experimento bastante logrado. Creo que en gran medida superamos el desafío de darle realismo cinematográfico a un formato muy propio del teatro. Es interesante que hayamos logrado en muchos momentos una mezcla atractiva entre el voyerismo (cámara objetiva) y la comunión explicitada (diálogo a cámara) con las historias de estas siete mujeres. Esto no quiere decir que me parece una película sin desaciertos. Obviamente que si la volviera a filmar hay asuntos que resolvería de otra manera. Sobre todo me dan ganas de alterar el orden en que aparecen las historias en la película. Pero, ¿qué director no le haría cambios a una película después de cinco años de haberla terminado?
¿Existe alguna influencia fílmica o de otra expresión artística que se haga evidente en tu película?
Aunque suene curioso, usé el formato del videoclip como una de las fuentes de inspiración. Es el formato audiovisual que más recurre al uso de la mirada a cámara, sin contar el documental. El efecto de distanciamiento que propone Brecht para su teatro también fue tomado en cuenta. Pero, a diferencia del teatro, en mi película me parece que las miradas y conversaciones «a cámara» acercan al espectador al mundo del personaje.
Trabajas una tesis formal de distanciamiento con el espectador (por el monólogo), pero a la vez tu película se transforma en una especie de retrato de la modernidad donde los pecados no tienen una concepción moralista. Ante esto, ¿qué nos puedes decir del rol que cumple el cine en la sociedad?
Creo que el cine cumple muchos roles en la sociedad: reflexión, entretención, distracción, alienamiento, testimonio, documento, etc. Yo sólo he hecho 2 películas y en ambas creo que se aparece mi inevitable preocupación por las relaciones humanas en pequeña escala y en especial por el mundo de los afectos y desafectos.Creo que el motor de las relaciones humanas es más afectivo y emocional que racional y hasta aquí parece que me interesa más el cine que mira hacia adentro de las relaciones.No siento que las grandes tesis y verdades sociológicas sean el punto de arranque en mis películas.
La película tiene unos muy interesantes mundos sonoros, ¿nos puedes contar cómo construiste esto?
Con muchas conversaciones y reflexiones con gente que está acostumbrada a ponerle más atención al mundo sonoro que al visual. Entre ellos Peer Raben, Florian Moser, Roberto Espinoza y Julio Saravia. También estuvo siempre la intención de diferenciar el mundo sonoro de cada historia, lo que a ratos se logra y se nota.
Trabajaste con Peer Raben antes que falleciera, quien hizo la música de películas de Fassbinder, Won Kar Wai o Barbet Schroeder. ¿Cómo se gestó esta colaboración?
Asistí con Ricardo Saieh al festival de Mannheim el 2005. En esa edición se le hizo un homenaje en vida a Peer Raben. Yo viví de niño en Alemania, así que domino el idioma alemán y me acerqué a saludar a Peer Raben y le conté de “Pecados” y me dijo que le encantaría ver el material. En esa época teníamos la película recién filmada. Le enviamos uno de los primeros cortes, le gustó mucho la propuesta y nos ofreció hacer la música junto a dos jóvenes talentos que trabajaban con él. Naturalmente pensamos que jamás podríamos pagar sus servicios, pero ajustaron los honorarios a nuestra realidad y pudimos contar la valiosa participación de estos grandes músicos.
Se ha instalado la idea que la gente va menos al cine, y mucho menos a ver cine chileno. ¿Qué piensas de esto?
La gente cada año va más al cine en cifras totales. Y en los últimos años la asistencia a películas chilenas ha disminuido. En parte eso tiene una explicación en que a nivel de cifras no ha habido mega éxitos nacionales en los últimos años, como en su momento lo fueron “Machuca”, “Sexo con amor” y un par de películas más que hicieron más de 500 mil espectadores.
Pero por otro lado creo que es necesario formar audiencias para que se genere interés por ver películas que pretendan más que distraer y enajenar. La mayor parte del cine con intenciones más allá de la mera entretención (chileno y extranjero) está siendo evitado por nuestro público y eso, más que hablar mal del cine chileno, habla muy mal de nuestras audiencias y, finalmente, de nuestra sociedad.
AGRADECIMIENTO: Cineclub Universidad de Chile