Primera jornada, y se siente cómo paulatinamente los santiaguinos invadimos Valdivia. Mucho exceso, mucho estudiante y mucho amago de glamour fue la tónica de la jornada inaugural.
Mientras en el Aula Magna de la UACh un curioso emisario de Luciano Cruz Coke leía un discurso en su nombre, en el centro de Valdivia unos compañeros prendían barricadas y cortaban la luz, sin molestar siquiera la proyección de Bonsái, nuevo largometraje de Cristián Jimenez, el que nos perdimos por ver la gloriosa (?) actuación de la selección de Chile frente a la Argentina. Actividad bastante necesaria, cabe señalar, luego de ver las penosas 3 horas 10 de É na terra nao é na lua, film portugués que se estrenaba para Latinoamérica. La exclusiva no sedujo al público sino que lo sumió en la lata y luego de la huida de gran parte de los espectadores, vino la decepcionante curiosidad de muchos de los que nos quedamos hasta el fin.
Tres horas que bucean en una perdida isla de las Azores, pero que se diluye en una falta de fineza para encontrar aspectos identitarios o redescubrir la memoria perdida no hacen sino que este mal remedo de El hombre de Arán nos haya comido tres horas del día inaugural, anhelando haber estado disfrutando de aquellas delicias gastronómicas de la costanera.
Para hoy se viene algo más alentador en el panorama: Mekas, Raúl Ruiz en 35mm, El Mocito, La Jubilada y, por supuesto, la favorita de esta publicación: Blank Generation.