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Aki Kaurismäki, la inutilidad de la rebeldía – Cineclub Sala Sazié de la Universidad de Chile

por Luis Horta C.

Aki Kaurismaki es quizás uno de los autores contemporáneos más influyente en las nuevas generaciones de cineastas, y posiblemente uno de los que ha podido caracterizar la condición paradójica de las soledades en los individuos modernos. Con un estilo fuertemente definido por la casi ausencia de movimientos de cámara y parcas actuaciones, retrata mundos en los cuales los sujetos parecen desencajados en un orden social que no demandaron, asignación de la cual intentan escuetamente desprenderse sin resultados. La sociedad post industrial que sirve de marco para “La muchacha de la fábrica de cerillas” (1990) permite adentrarse en la vida de Iris, una mujer cuya vida monótona parece marcada por el ritmo de la fábrica en la cual es una empleada gris que se mimetiza con sus pares.

Ser invisible en esta sociedad medial surge como una alternativa plausible en relatos que podrían situarse en una especie de “post-neorrealismo”, claro que anclado en una construcción cultural finlandesa, en la cual el tango convive con el suicidio. Ampliamente aclamado por la crítica internacional, las películas de Kaurismaki tratan de comprender las complejidades del capitalismo y su incidencia en sociedades de sujetos invisibles, principalmente caracterizados por una abismal soledad que incide en la forma anodina de relacionarse. De acuerdo a esto, una pregunta posible que surge en su cinematografía obedece a los modos de representación de la condición del proletariado contemporáneo. Y para ello, la ironía resulta un dispositivo que permanentemente emerge como posibilidad narratológica. Así, en “Leningrad Cowboys Go America” (1989) Kaurismaki plantea en una aparente comedia, la historia de una banda de músicos finlandeses que son engañados y manipulados por su mánager, un sujeto ambicioso interesado en explotarlos. La relación subterránea entre arte y capitalismo es evidente, ya que somete a los ingenuos músicos a interpretar desde corridos mexicanos hasta rockandroll, llevándolos a vivir deschavetadas anécdotas. La parodia del “mockumentary” o del documental musical encuentra una lectura irónica con el simulacro de revolución que plantean los músicos, un gesto tan estéril como risible frente a un orden social que será imposible subvertir.

Otra figura de la ironía se encuentra en “Ariel” (1988), en donde se ofrece una sucesión de paradojas estructuradas como un relato que problematiza, al igual que “Ladrón de bicicletas” (Vittorio de Sica, 1948), la posibilidad de una sociedad proletaria que se auto aniquila en torno al capitalismo desbordado, pares dispuestos a despojarse de sus escasos bienes materiales, con tal de subsistir en una ordenación de precariedad cultural. Kaurismaki no perderá la posibilidad de utilizar la paradoja como herramienta de comicidad, agregando una capa que permita problematizar sobre lo inocuo del gesto de resistencia.

Para Kaurismaki, resistir al orden social es una posibilidad ornamental, y visto desde una perspectiva moderna se ajusta a la idea del sometimiento a la imagen de las comunidades modernas. Sus personajes no quieren, efectivamente, cambiar el curso de sus vidas, sino más bien les basta el deseo. Es así como siempre el sentimiento de resignación frente al entorno domina las atmósferas de estos films, mundos rígidos en su puesta en escena que exploran las necesidades indecibles de sujetos imposibilitados de tomar grandes decisiones, mundos sin mayores alteridades y acciones domesticadas en las cuales hasta la posibilidad de reclamar y oponerse son “tolerables” ante un control atávico que parece mover la conducta humana contemporánea.

Las funciones del ciclo «Melancolía y resignación: el cine de Aki Kaurismäki» de Cineclub Sala Sazié de la Universidad de Chile, se realizarán todos los martes a las 19:00 hrs. en la Casa Central de la Universidad de Chile (Av. Libertador Bernardo O’higgins 1058, Santiago), con entrada liberada y acceso por orden de llegada. Cineclub Sala Sazié pertenece a la Asociación de Cineclubes de Chile y realiza sus actividades educativas en Santiago.

Luis Horta
Cineclub Sala Sazié de la Universidad de Chile

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