Por: Felipe Montero Rafols
El cine europeo de mediados del siglo XX es un cine marcado por la guerra. Los efectos devastadores del conflicto humano influyeron en toda una generación de artistas, quienes abordaron el tema ya sea de forma directa, con algún elaborado drama bélico, o indirecta, plasmando sus obras de un nihilismo incontrarrestable. Porque, ¿qué sentido puede tener la vida en semejante contexto, de muerte, destrucción e incertidumbre?
Una perspectiva interesante a la hora de plantear tal interrogante la ofrecen los niños, quizás por el contraste que representan, por lo anti natura que nos parece verlos a ellos sumidos en tales escenarios. Como olvidar “Germania, anno zero” (1948), una de las obras imprescindibles del neorrealismo italiano, en que Rossellini nos invita a recorrer los escombros de Berlín de la mano de un chico de doce años.
Es el abrupto final de la inocencia, la muerte de los primeros años proyectada inclemente en la gran pantalla. Un imagen potente, conmovedora, dolorosa. No en vano ha sido un tema recurrente a lo largo de la historia del celuloide, y pocas películas lo han retratado con la efectividad de “Jeux interdits” («Juegos Prohibidos», 1952). René Clément, su director, supo conjugar secuencias perturbadoramente realistas con otras cargadas de simbolismo, al tiempo que nos cuenta la historia de dos niños que, en medio de bucólicos paisajes, aprenden a lidiar con la muerte, de formas que para los adultos resultan incomprensibles y escandalosas. Hay una dicotomía permanente en el mundo que nos dibuja Clément, una línea insalvable que separa el reino de los infantes de aquel que habitan los otros.
Particularmente memorable resulta la interpretación de la joven protagonista, Brigitte Fossey, expresiva y natural, así como la gracia de su compañero, Georges Poujouly. Cinco y once años respectivamente, al momento de filmar la película, en dos de las más logradas actuaciones infantiles de la historia del cine. Mérito de su enorme talento, y también del tacto que tuvo Clément a la hora de trabajar con ellos.
En el marco de su Ciclo “Infancia en tiempos de guerra”, el Cineclub Derecho UdeC, perteneciente a la Asociación de Cineclubes de Chile, extiende la invitación a revivir esta película que, al momento de su estreno, se hizo con el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, así como un Oscar especial a la Mejor Película Extranjera, en una época en que dicha categoría, formalmente, no existía.