Por: Luis Horta / 31 de diciembre, 2011
Entre fiestas de fin de año, alcohol y abrazos, suele pasar desapercibida una fecha emblemática para el mundo del cine, y que recuerda la triste muerte de un ícono de la cultura underground norteamericana, reconocible en la historia de la cinematografía por instalar la imagen arquetípica del hombre alienado y abrumado por su entorno. Jack Nance, el protagonista inolvidable del film «Eraserhead» de David Lynch, falleció la noche del 30 de diciembre de 1996, en extrañas condiciones.
Marvin John Nance, que tras los créditos de la película anteriormente citada quedaría rebautizado como «Jack Nance», murió a sólo meses de terminar el rodaje de «Lost Highway«, su última película y también dirigida por Lynch, donde interpretaba a un sórdido mecánico. Nance, aparentemente envuelto en una riña, recibió tantos golpes en su cabeza que los hematomas cerebrales terminaron por quitarle la vida. Sin embargo, su muerte hasta hoy no ha sido aclarada.
Los últimos años de la vida de Nance fueron, por decir lo menos, agitados. Casado con la actriz pornográfica Kelly Van Dyke, la relación pasaba por su peor momento cuando en un diálogo telefónico de 1991, ella lo amenaza con suicidarse, lo que finalmente ocurre tras interrumpirse accidentalmente la llamada.
Nance fue históricamente el actor fetiche de David Lynch, desde 1977 con «Eraserhead«, pasando por casi todas sus siguientes películas: «Dune«, Blue Velvet», «Twin Peaks» y «Lost Highway«. Su protagónico en «Eraserhead» ha entrado en la historia del cine, tanto por ser una de las primeras películas consideradas de culto, como por lo que significó para toda una generación.
«Eraserhead» era un proyecto que Lynch había ganado en un concurso de guiones para cortometrajes exclusivo para estudiantes de la AFI, planteando que aquellas 20 páginas del guión podrían duplicarse y generar un largometraje. Los modestos 10.000 dólares sólo le permitieron filmar en blanco y negro, técnica poco habitual para el periodo, pero que resaltaba el carácter de irrealidad con que quería instalar estéticamente la película.
«Eraserhead» no es una historia convencional, y tratar de llevar a papel su argumento sería reduccionista y lamentable. Sin embargo, podemos señalar que es un film que habla del hombre sumido en su alienación, y que proyecta la pobreza que lo rodea en su condición de vida, sus relaciones personales y en su mente. Tachada torpemente de surrealista, la película es una alegoría del hombre moderno, plagado de monstruos interiores que tratan de buscar salida para redimir la razón del ser. Influenciada por Francis Bacon y Sheila Metzner, la película es riquísima en recursos plástico-formales, dotando al relato textual de una alucinante estética traductora de la decadencia capitalista norteamericana.
Es en medio de este proyecto cuando Lynch conoce a Catherine Coulson, que interpretaría un pequeño rol en la película (que finalmente no quedaría en el montaje definitivo), y que estaba casada en ese entonces con Jack Nance. Es ahí donde se forma una amistad de años, en un rodaje precario y donde todos debían hacer un poco de todo.
Coulson sería la encargada de crear el peinado que luce Nance en la película, característico hasta el día de hoy, pero que debió usar a diario por los cinco años que duró la accidentada filmación de la película. Nance señalaba posteriormente que la filmación se realizaba de forma tan lenta que parecía fotograma a fotograma, principalmente por las restricciones económicas que dejaban por muchos meses al equipo sin poder avanzar, lo que significaba en otros casos levantar la producción solamente para filmar algunas secuencias, denotando hoy una curiosa autonomía entre plano y plano, casi como si se trataran de películas autónomas.
La primera proyección de «Eraserhead» se realizaría recién en 1976, en una versión de 110 minutos, con el propósito de ser seleccionada para el Festival de Cine de Cannes, lo que finalmente no se concretó, realizándose posteriormente una primera exhibición oficial para la AFI, el «estreno en sociedad». Tras la función, el público quedó, al menos, perplejo. Su segunda proyección sería el 19 de marzo de 1977 en Los Ángeles, y con el carácter de estreno. Lynch recuerda la experiencia como desastrosa, pero Nance siempre la consideró un éxito, demostrando de alguna manera que el público quedó completamente dividido por una película tan extraña como inquietante.
Lynch decide restar 20 minutos de metraje a la película, exhibiéndose nuevamente en el otoño de 1977 en New York, con sólo 25 asistentes que asistieron religiosamente a la segunda función. Nacía el cine de culto: películas que requieren ser vistas una, dos, tres veces, descifrar sus claves, sus lógicas, sus dispositivos. «Eraserhead» no era una película fácil, de entretención o espectacular. Era un ejercicio amargo de retrato social, mezcla entre pintura y happening, con un protagonista que se influencia tanto por Charles Chaplin como por Jacques Tati, que relee e hibrida el cine como nunca se había realizado en un gesto barroco que mezcla «Sunset Boulevard» con la fotografía expresionista de Karl Freund.
1977 fue el año de «Star Wars«. Pero también fue el año en que comenzó el mito de «Eraserhead«. John Waters la señaló su película favorita, y se dice que Kubrick la proyectaba continuamente en su casa. Lo cierto es que la película se transformó en un icono subterráneo de Estados Unidos, la imagen menos elegante que se podía proyectar del país imperialista. En 2004, «Eraserhead» fue seleccionada por la Library of Congress para engrosar la colección de piezas audiovisuales para su preservación por su alto valor histórico, cultural y estético.
Hoy, recordamos la figura del protagonista de dicho film, fallecido de manera trágica hace quince años.