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Entrevista a Roberto Farías: “Quiero Entrar es como guerrillera”

Por: Editor / 27 de marzo, 2012

Conocí a Farías por su película. Es decir, al ver “Quiero entrar”, entendí que tras el film había alguien molesto por un sistema que condiciona pero no otorga. Bastante mas jóven y alocado que otras producciones nacionales, la película es un desprejuiciado retrato de las ansias aspiracionales de la clase media. Sin pretenciones mayores que la de armar una película tan experimental como subversiva, “Quiero Entrar” contiene una carga poética que pocas veces aparece en el cine local.

Cuando conocí a Farías en persona, entendí que no me había equivocado. Nobleza otorga, coincidimos en el estreno de otra película chilena completamente independiente, de esas que no financia el estado ni los fondos de Europa. Farías sabe que ha hecho una película modesta, pero que su importancia radica en enfrentarse a la impune violencia que ofrece el sistema hacia quienes, alienados, no tienen el lujo de poder optar por las vidas que quieren llevar adelante.

Quiero entrar” reflexiona sobre aquellos que llegan a sus casas agotados luegos de ser explotados por la máquina capitalista, prenden el televisor y reciben la superficialidad de los medios de comunicación. Un Chile idílico que no existe sino en la cabeza de los ejecutivos de las cadenas de televisión y los controladores de los medios de comunicación. La película es crítica con ese sistema y se vale de un caso delirante como el de Eduardo Orellana, que aspira a llegar a trabajar en televisión. “Quiero entrar” es la metáfora del ciudadano contemporáneo y de cómo funciona la influencia de los medios en la gente y lo superficial que pueden ser la objetividad cínica de Facebook o Twitter sobre un país que se cae a pedazos por culpa del arquetipo neoliberal, el mismo que Farías no solo cuestiona, sino que le indigna y molesta.

¿Cómo surge la idea de realizar «Quiero Entrar»?

Por el año dos mil conocí a Eduardo Orellana por un video promocional en el cual él, de manera bastante arriesgada y original, presentaba sus trabajos televisivos sin discriminar la factura: comerciales, apariciones en el programa “Mea Culpa”, cameos aplaudiendo como publico en algún estelar…Orellana había realizado este compilado de imágenes con el fin de que algún director lo descubriera y le permitiera desarrollar sus talentos en la pantalla chica. Si bien es cierto, el tenor de dicha performance podía rayar en lo delirantemente patetico-triste-hilarante, detrás de esa capa noté un grito desesperado de la humanidad por poder desarrollar sueños imposibles en este sistema que no permite realizar esas proezas con facilidad. Eso fue lo que me sedujo, la valentía y lo jugado de Eduardo Orellana, y cómo de alguna manera él nos representa en nuestras miseras y vanidades, que se esconden detrás de nuestros aparentemente controlados egos.

¿Cuál es tu impresión del medio cinematográfico nacional y que espacio ves para las películas independientes?
Lo estoy recién conociendo, pero claramente me doy cuenta lo difícil que es sacar adelante películas experimentales, independientes y de bajo presupuesto, ya que el medio claramente recibe dentro de sus “getthos” películas con temáticas y estéticas que obedezcan a un cine «vendible» y tradicional, ojalá que parezca un film europeo: sandías caladas que se van directo a Cannes. Los directores trabajan para quedar en esos festivales mas que por hacer un cine de autor y que se meta en “las patas de los caballos” o que hable de las miserias de este país, de lo particularmente especiales que somos con ese híbrido facista que permite que la derecha vuelva a gobernar, o elementos de nuestra idiosincrasia como eso de no quedar mal con nadie, de salvarse solos o hacer despegar a los «amigos», a los «socios estratégicos» o «coleguitas» que quieren pegarse un viajecito…

Creo que hay que abrir los espacios. Así como la gente está saliendo a las calles a pelear por su dignidad, deberán abrirse aún más las puertas para que el cine ultraindependiente vea la luz y se proteja a los nuevos creadores.

¿Cómo llegaste a trabajar con Willy Benítez y Eduardo Orellana?
A Willy lo admiro mucho, siempre quise hacer algo con él. Es un actor de mucha trayectoria y que hay que revalorizar. Edurado es el mejor protagonista que pude contratar para que diera vida a una película como “Quiero Entrar”: nuestro Frankistein reivindicativo de los soñadores…

¿Cómo ha sido la recepción de «Quiero Entrar» por parte del público?

A los que mas les gusta es sin duda a la gente sensible, profunda, inteligente y que es capaz de mirar más allá de sus gustos y su ombligo, particularmente gente con una visión política de la vida, bastante potente, de no transar. “Quiero Entrar” es como guerrillera, sin pecar de pedante, pero la visceralidad del film atrae a la gente apasionada, poética, de “guata”…es una película que se ve “desde lo más profundo de la guata”, por eso nuestro más fiel público son los cabros jóvenes que se dan cuenta que de alguna manera se puede opinar desde el cine, y se pueden sacar adelante sueños aunque no te auspicie ningún Fondo Concursable.

* «Quiero entrar» se exhibe este miércoles 28 de Marzo a las 19 hrs en la jornada inaugural de la 4º Muestra de Cine Chileno contemporáneo que organiza el Cine Club de la Universidad de Chile. La proyección se realizará en la Sala Jorge Müller ubicada en Ignacio Carrera Pinto 1045, comuna de Ñuñoa, a pasos de las calles Macúl y Grecia. La entrada es completamente liberada.

Revisa la programación completa en www.cineclub.uchile.cl y las novedades en el Twitter @uchilecineteca

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