Por: Diego Pino / 02 de mayo, 2012
“Las plumas van a tocar tierra, deslizándose quedamente en el sentido de las cabezas alineadas: una acaricia el pliegue del pantalón verde-militar y se posa sobre la bota negra de media caña, otra va rozando las cabezas inmovilizadas contra el piso y detienen su vuelo delante de sus ojos, mis ojos, hago un esfuerzo para ponerla a foco y veo entonces la mancha bermellón, el diminuto coagulo de sangre. Nos van a matar, pienso”.[1]
Fernando Balmaceda
(De zorros, amores y palomas)
En 1955 dos emergentes cineastas deciden formar una empresa publicitaria para la realización de obras audiovisuales, donde podrían crear documentales capaces de dar a conocer la realidad de la producción estatal chilena, arraigada en el tratamiento de materias primas, con el fin de mostrar la consolidación de un país trabajador y sustentable. Esta exitosa y fructífera empresa será bautizada como Cinep (cine Publicitario), y será fundada por Armando Parot y Fernando Balmaceda.
En Chile la concepción social del progreso estaba instalada en la idea de que las empresas del Estado debían funcionar, y en justa medida lo hacían, pudiendo obtener beneficios directos de sus resultados, por ende se le tenía un respeto y admiración al trabajo de estas empresas que eran parte de todos los ciudadanos. El área documental trabajaba por esos tiempos en rescatar y documentar por iniciativa propia, o a pedido de las mismas empresas, sus actividades, sus funcionamiento, el trabajo de las personas o aspectos que la gente no conocía necesariamente y que adquiría importancia en la población. Bajo directores como Guillermo Yanquez o Pablo Petrowitsch conocíamos acerca del salitre, o podíamos ver la relación entre el hombre y las industrias. Gracias a ellos podemos ver hoy como la sociedad chilena se desenvolvía en otros años, y cuales eran las situaciones laborales y sociales del país.
Por esos tiempos un joven estudiante de Bellas Artes, pintura y escultura, intentaba formar una productora llamada Cronos Films, donde nacería su primer trabajo junto a Armando Parot, llamado “Santiago en el Mar”, para desde ahí utilizar sus conocimientos artísticos, y su interés por la política y la sociedad, en mostrar a Chile y el mundo como el país se desenvolvía, avanzaba o retrocedía.
Fernando Balmaceda del Rio se dedicaría por mucho tiempo a construir y compartir con la gente una mirada audiovisual de lo que ocurría en su país, por esto luego de un gran viaje que haría por Europa y Estado Unidos, donde estudiaría Pintura y escultura, vuelve a juntarse a su socio para crear Cinep , y producir el primer material dirigido por Parot llamado “Petróleo chileno (1955)”, sobre la extracción y refinación del petróleo realizada por la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). Este trabajo permitiría que la producción de películas también viniera desde otra parte y pudiera competir con una empresa Argentina llamada Emelco. Fernando recuerda en sus memorias: “La actividad cinematográfica en Chile era escasa al momento de reiniciarnos en Cinep con Armando Parot. Existían los estudios Chile Films, estatales y burocráticos, creados durante el primer gobierno radical… “[2]
Con esto en 1956 Fernando daría el paso a su primera obra en su empresa, que será sobre la Fuerza Aérea Chilena, y luego dos cortometrajes sobre los inmigrantes del país, llamados “La Colonización en Chile (1957)” y “Bienvenidos a Chile (1958)”, ambas auspiciadas por el Ministerio de Tierras y por el Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas, (CIME), para la exhibición en el extranjero. Con esto la producción se incrementaba y las nuevas tecnologías entraban en juego, por lo que en 1959, y con la ayuda de el Fotógrafo Eugenio Ossa, quien operara en Cinep hasta su disolución, realizan su primer trabajo en color, auspiciado por la Industria Azucarera Nacional S.A. (IANSA), llamado “Tierra Dulce”, sobre el funcionamiento de su planta en Los Ángeles. Este trabajo participará en el Festival Internacional de Documentales organizado por la Universidad de Chile, junto a trabajos como Mimbre (1957) de Sergio Bravo y El Cobre y sus hombres (1959) de Patricio Kaulen.
“El estreno de Energía Gris, documental de veinte minutos, casi me mata. La tarde anterior el laboratorio me entrego la primera copia; al revisarla descubrí espantado que el sonido estaba fuera de sincronismo (…) a las once me paseaba frenético frente a la entrada del cine Central; un cuarto para las doce comenzaron a llegar los primeros invitados y alguien me dijo que presidente Alessandri, que había aceptado asistir, venia caminando por la Plaza de Armas…”[3]
Energía Gris, terminada en 1960, obtiene el premio de los críticos de Arte, respaldando así su trabajo en Chile y su decisión de no irse a Venezuela por oferta de espacio y trabajo, que el mismísimo Allende y Orlando Letelier le habían ofrecido hace dos años atrás[4], cuando se conocieron en la campaña presidencial, donde Balmaceda participo de la comisión de propaganda del candidato Salvador Allende, ya que era un responsable y trabajador militante del Partido Comunista, cuestión que después le traería inclusiones al trabajo académico, político y social, y que además lo golpearía fuertemente en 1973, pero que él no define como una activa militancia: “no era un ser político activo (…) mi comunismo era más bien un sentir, una fe que despertaba muchos recelos pero que me hacía creer en la posibilidad de cambiar nuestro mundo por otro mejor”[5]
En 1961 realiza un documental sobre las actividades desarrolladas en la Escuela de Artes Aplicadas de Santiago, llamado Manos creadoras. La película es financiada por Braden Copper Co., y es revelada en EE.UU., costando alrededor de 15 millones de pesos. El film obtiene diploma en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, Checoslovaquia, en 1962. Aquí da cuenta de la mirada distinta que ellos entregaban en sus producciones, porque si bien trabajaban filmes con fines de información y patrocinio publicitario, en sus propias palabras lo hacían más atractivo por sus textos ingeniosos, música y efectos sonoros adecuados, creyendo ser los primeros en pedirles a compositores chilenos música especialmente escrita y grabada por orquesta, entre ellos Gustavo Becerra y Sergio Ortega.
Entre 1962 y 1967 Fernando realiza: Tejidos Chilenos, 1965, donde se presenta la historia de los textiles, incluyendo a la Fabrica de paños Bellavista-Tomé. La película es exhibida en el Festival Internacional de Cine de Moscú (URSS) en 1965 y en el festival de Cine de Viña del Mar en 1966. En esa oportunidad cuenta con la colaboración de Sergio Ortega en su musicalización. Ese mismo año el cortometraje Carbón, auspiciado por la Compañía carbonífera e industrial de Lota, sobre la extracción del carbón bajo la mina de Lota, participa en el IV Festival de Cine de Viña de mar, obteniendo el premio al Mejor cortometraje Nacional. Para el año 1966, Cinep logra un acuerdo con la Compañía de Cervecerías Unidas para la realización de una serie de documentales acerca de los ríos del país, llamado “Calendario de los Ríos de Chile”. Fernando Balmaceda logra filmar 3 de ellos: Río Lauca, 1966, Río Loa, 1967, y Los ríos patogénicos, 1967. En ellos nuevamente participó en su musicalización Sergio Ortega.
“Nuestra forma de operar consistía en acércanos a empresas e instituciones importantes para ofrecerles un filme que destacara sus procesos de producción o sus políticas hacia la comunidad; nuestra oferta valorizaba las producción misma del filme y su exhibición a través del país.”[6]
Todas las películas dirigidas por Fernando Balmaceda tenían su firma que resaltaba al trabajador y los procesos de producción nacionales, además de siempre tratar de completarlo con el país, la naturaleza y su gente. Con esto nacieron obras diferentes, como cuenta el director, a dos años de las elecciones del ‘70 los empresarios ya se preparaban para un eventual triunfo, poniendo en primer plano a las fuerzas armadas, tanto para halagarlas como para hacer resaltar ante la ciudadanía su evidente poderío. Zafarrancho de Combate, Frente de Combate y Misión de Combate, fueron documentales que el propio Salvador Allende vio, y donde Fernando Balmaceda recuerda que comentó entusiasmado el poder de los Hawker-Hunters, los mismos aviones que dos años después bombardearían la Moneda.
Su compromiso social y su trabajo dentro del partido lo llevarían a comprometerse con proyectos para las elecciones del ‘70, pero mucho trabajo no le darían el tiempo, y el triunfo del Presidente Allende lo alcanzaría, por lo que decide filmar las celebraciones y el discurso que el Presidente electo daba al mar de gente que llenaba la Alameda desde Plaza Italia hasta la Estación Central. Este documental de 1970 se llamará “El Cuatro”, recordando el día de Septiembre que Allende ganara. Paralelamente su sociedad junto a Armando Parot se terminaría, y Parot haría el filme de propaganda del Candidato de oposición Jorge Alessandri.
Con proyectos argumentales en mente que el mismo Allende, Neruda y Parra habían escuchado, Balmaceda decide interrumpir su normal vida, e insertarse y comprometerse en la creación del Instituto de cine de la Universidad Técnica del Estado, donde el mismo rector Enrique Kirberg lo invitaría a participar. Con este nuevo puesto el cineasta comenzará una época productiva importante, de donde nacerán películas como “El sueldo de Chile”, que en sus propias palabras es un filme agresivo en contra del imperio Yanqui, y a favor que el país recuperara para sí una riqueza básica que constituía su sueldo.[7] Gracias a esta película recibirá en Moscú la Medalla de Oro y luego la Palma de Oro en Leipzig, además del profundo reconocimiento del Presidente Allende, quien viera la película en La Moneda antes del estreno y le ofreciera un puesto en el gobierno, pero que Fernando Balmaceda rechazaría para poder seguir trabajando desde la Universidad, donde “hacia lo que sabía hacer”. Ese día será la última vez que vera al presidente frente a frente.
Desde la UTE tendrá la posibilidad de producir películas acerca del trabajo de la Unidad Popular y el gobierno, además de otros documentales aún de empresas productoras, y también realizará una obra que comenzó haciendo sobre el trabajo de la Universidad con el cambio social, que coincidió con la visita del comandante Fidel Castro a la Casa de Estudios, evento que logró filmar y construir así “Compromiso con Chile” (1971). Este periodo lo mantiene ocupado produciendo y abriendo el mundo documental y privado a nuevos cineastas y al trabajo cercano con el Estado.
“El Lunes 10 en la tarde dejamos todo listo para filmar a la mañana siguiente al compañero Presidente, que desde nuestra universidad llamaría al país a dirimir, en un plebiscito, la pugna que amenazaba con la guerra civil”[8]
El 11 de Septiembre de 1973 Fernando Balmaceda es tomado preso junto a todo su equipo de producción, y esta toda la noche del 11 en la UTE junto a otros académicos y estudiantes. Gracias a su conocimiento de los militares por su servicio y por sus grabaciones anteriores, resulta que conoce a un militar de los que estaban ahí que lo reconoce como director y le consigue un salvoconducto. Balmaceda es liberado junto a algunos de sus compañeros, vuelve a su casa, y no deja jamás el país, incluso aunque la misma esposa del fallecido Presidente Allende le enviara una carta incitándolo a dejar Chile, pero el cineasta creía que había que enfrentar el peligro y sobrevivir con la mayor dignidad, y muchos de sus amigos artistas e intelectuales dejaron Chile:
“Me cabe si la duda de que en algún momento de ese cruel, y para algunos exitoso exilio, hayan destinado siquiera un segundo a recordar y pensar en los amigos y compañeros que nos quedábamos a sobrevivir la dictadura, y cuando retornaron quince, veinte años después… Bueno, supongo que creerían que estábamos todos muertos”[9]
Luego de esto formara una empresa de publicidad llamada Cámara Uno que dura solo 3 años, y luego otra empresa llamada Integra, donde producirá varios proyectos audiovisuales, terminara con eso y tendrá proyectos desde la empresa Comunicaciones B&F que da nacimiento a una revista donde trabajaba con el dibujante Hervi, o a cursos que se llamaban sistema de capacitación Audiovisual. Lo cierto es que su producción audiovisual dejo de ser tan fructífera y exitosa, y su longevidad comenzaría a dejarnos como recuerdo su gran época dorada del cine documental chileno en los años ‘60, donde fue capaz de transmitir a Chile y el Mundo más que un proyecto social, la verdadera identidad sensible y buena persona del chileno de esos años que prometía un crecimiento social y económico horizontal, que así como muchas cosas en Chile, vino a quebrar la dictadura Militar impulsada por la clase dominante.
En 2002 Fernando Balmaceda escribe sus Memorias: De Zorros, amores y palomas,enmarcado en el concurso convocado por la revista Libros del diario El Mercurio. Hoy en día vive en su casa de Los Dominicos, con la enfermedad de Alzheimer que cada día lo deja más sin recuerdos, que hoy el Cineclub de la Universidad de Chile pretende rescatar para compartir con la comunidad, y hacer de sus memorias nuestros recuerdos del país y el del cine chileno.
[1] Balmaceda, Fernando, De Zorros, amores y palomas, Ed. El Mercurio-Aguilar, Santiago de Chile, 2002, p. 9
[2] Ibíd. P.343
[3] Ibíd. P. 342
[4] Ibíd. P 340
[5] Ibíd. P.449
[6] Ibíd. P.339
[7] Ibíd. P.382
[8] Ibíd. P.415
[9] Ibíd. P.440