Por: Editor / 05 de enero, 2013
Este año no quisimos hacer rankings, ni listados, ni competencias. Este año quisimos dejar hablar a los cineastas, a los críticos, a los programadores de festivales. Éste listado compila las opiniones de diversas personas vinculadas al mundo audiovisual chileno, y que generosamente nos compartieron sus cinco películas chilenas favoritas del año 2012.
Acá va lo mejor del 2012:
Marcelo Morales
Periodista de la Universidad de Chile, es director del sitio www.cinechile.cl, también es periodista de la sección Cultura y crítico de cine del diario La Tercera y del programa «Radiópolis» de Radio Universidad de Chile..
El destapador
(Carolina Adriazola y José Luis Sepúlveda)
Mucho más alegórica que sus anteriores trabajos, es también uno de los más removedores de la dupla Adriazola-Sepúlveda. El cuerpo como última instancia para la rebelión, en un mundo donde el consumo ya se ha apoderado de todos. Un cortometraje mucho más provocador (en forma y fondo) y directo que cualquier película calculadora de efectos festivaleros.
Santo Tomás, entre la iglesia y los pacos
(Juan Carreño y Cristóbal Donoso)
Mientras el documental en general está sumido en revisiones históricas o personales (valorables igualmente), una película que muestre un entorno actual y además invibilizado (niños de poblaciones pobres) es refrescante e impactante. Una película desde los bordes, necesaria y derribadora del mito del desarrollo chileno.
De jueves a domingo
(Dominga Sotomayor)
Un debut prometedor. Una película muy coherente entre lo que dice y cómo lo muestra. Sin aspavientos, ni efectismos dramatúrgicos, es una película de una madurez bastante inusual en nuestro cine. Lo mejor, es que no por eso descuida al espectador, al que siempre acoge con escenas entrañables, emotivas y con toques de humor.
Educación física
(Pablo Cerda)
Otro debut destacable. Una de esas películas que trasunta el cariño hacia el lugar, sus personajes y la historia que quiere contar. Pablo Cerda demuestra su oficio de actor no solo en la pantalla, sino también en guiar al resto del elenco bajo personajes muy cercanos y frescos. Entrañable, además de ser un destacado esfuerzo por definir una generación (la que creció en los 90) extraviada y que no ha madurado.
Las cosas como son
(Fernando Lavanderos)
En estas último tiempo Santiago se está buscando retratar Santiago con un encanto algo exacerbado. En esta cinta se le ve lindo, pero sutilmente se le cuelan fisuras que la hacen creíble. Eso gracias a unos personajes igualmente fisurados y llenos de trabas. Una buena historia llevada con la mano de un director con total oficio.
Marco Díaz
Productor de cine y académico, es productor de películas como “La Jubilada” (Jairo Boisier, 2011), “Metro Cuadrado” (Nayra Ilic, 2011), Queso Pimentón (Fernando lavanderos, 2010) y series de televisión como “Historias del Cine Chileno” y “La Ruta Olvidada” que también dirigió. Es director del Festival de Cortometrajes de Talca.
LA NOCHE DE ENFRENTE
Solo un maestro de los kilates de Ruiz puede entregar un testamento fílmico y de vida como este film que transcurre y fluye por los recuerdos de un profesor que esta punto de retirarse. Actuación impresionante de Sergio Hernández.
LA CICATRIZ
Cortometraje ganador del festival de Talca, impresionante relato documental que enlaza las heridas físicas de una anciana con sus heridas emocionales y aquellas que marcaron su vida más particular y otras de tonos más sociales. Emocionante.
EL CIRCUITO DE ROMAN
Inteligente y atractiva, un oasis en la desolada e ínfima materia gris de nuestro cine.
MI ÚLTIMO ROUND
Entretenida, densa, valiente, nos habla con total normalidad de un tema que muchos de nuestros realizadores no podrían ni siquiera acercarse a husmear, película que abre caminos, que busca e indaga en un chile verdadero.
STEFAN VS KRAMER
“Engatuzar” a mas de dos millones de espectadores tiene su mérito, ¿o no?
Iván Pinto
Investigador independiente chileno, crítico de cine y profesor de teoría del cine. Editor de lafuga.cl, revista on line de crítica de cine y http://elagentecine.wordpress.com, blog de comentarios y reseñas sobre cine.
1.- Verano. El trabajo de un cineasta que ha ido profundizando en su búsqueda personal. Un trabajo que propone la materialidad – sonora y visual- del cine por sobre otros elementos (discurso, «contenido», «drama» «historia»), y lo acerca bastante al cine experimental. Una película de estructura libre que propone el placer espectatorial como su principal motor.
2.- El destapador. Su materialismo es otro: política y cuerpo. Si en Pejesapo Sepulveda desmontaba el realismo social como modo de construcción retórica, extremando sus límites con el documental, y en Mitómana la relación entre ficción, actuación y política, en una película que va desmontando sus recursos, El destapador «destapa» el nudo ciego entre relato y política, llevando al extremo relación entre discurso y acto. Una película que deja en un punto específico la idea de «radicalización».
3.-El otro día. No puede leerse en perspectiva de aquello que «no» hace, si no en el marco de ciertas constantes autorales y de una búsqueda de dos especificidades, la cinemática y la documental. Azar y gasto se conjugan en una poética de los tiempos y el detalle, donde Agüero establece una reflexión sobre el habitar: en la ciudad, en la intimidad.
4.- La noche de enfrente. Exuda a un Chile de la infancia.. Posiblemente Ruiz haya imaginado para sí mismo un Chile intemporal, ciertas imágenes pregnantes de las cuales no quiso o no pudo salir, un pueblo de fantasmas, virtualidades, objetos, radios, pensiones, prostitutas, piratas. Un mundo de varios «Ruiz» virtuales: el de la infancia, el de la adultez, el de la vejez, que conviven a la espera de la noche definitiva que asoma en la ventana.
5.- NO. Sofisticada y algo pilla. Larraín no desmonta si no pervierte los imaginarios de izquierda, vaciando su sentido. De No rescatamos su juego con materia y objeto del archivo, así como colocar al centro de su narrativa la relación entre mercado, narración y política. No es un relato nihilista que acompaña como telón de fondo algunas disyuntivas al fondo de las moviliizaciones, su fantasma: la política.
BONUS
Hija. La ví en el 2011 pero se estrenó el 2012, de todos modos debería estar. Es un documental que parte de la búsqueda del padre desde la autobiografía para luego desmontar simbólicamente «la búsqueda del padre», con todas sus implicancias. Es sutil, leve, dramática, irónica y jamás ajena a la complicidad.
Colectivo Miope
Organización unipersonal dedicada a la realización y difusión de cine, aun a costa de su autodestrucción financiera, familiar, gremial, social y/o moral.
Antes de responder la pregunta debo hacer un aclaración: aun siendo un obcecado espectador de cine nacional no pude ver los 27 estrenos comerciales que ofreció este fértil (o promiscuo) 2012. En parte porque el visionado/análisis/escritura no forma parte de mi rutina de trabajo aun cuando la desarrolle con particular agrado, y en parte porque justamente por eso las razones que me motivaron a sí ver las 6 piezas estrenadas que visioné fueron una mezcla de subjetividades casi infames, las siguientes: química e ideología, una pizca de inclinación por determinado tono y factura, el asunto que cada película ofrecía a nivel argumental y, finalmente, la forma de su estrategia. No considere en mi criterio: reputación de director, costo/beneficio, “estrellas”, temáticas concretas, repercusiones en festivales ni laureles. Dicho esto, testifico entonces, respecto la cartelera comercial:
Las (seis) que ví: El circuito de Román, Hija, La primavera de Chile, Mi ultimo round, No, Pérez.
Las que tuve en la mira, pero no vi: Bonsái, Joven y alocada, El año del tigre, Otra película de amor, Verano, Bahía Azul.
Las que simplemente no logré convencerme de ver: ¿Alguien ha visto a Lupita?, Balmes, el doble exilio de la pintura, Bombal, Caleuche, el llamado del mar, El eco de las canciones, El lenguaje del tiempo, La lección de pintura, La noche de enfrente, Mapa para conversar, Marcelo, la mafia y la estafa, Miguel San Miguel, Paseo de oficina, Sal, Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe, Stefan v/s Kramer.
Lo segundo es que me resulta clave definir que entiendo, para este asunto, por “mejores”. La expresión me parece tan abstracta como engañosa, y ya que el juicio aquí debiera ser comparativo pero dado que el universo (visto) es tan reducido debo recurrir a otras ventanas tanto o más legítimas que la cartelera oficial; el circuito extraoficial público, pero no necesariamente comercial, Internet (material dispuesto oficialmente con la autorización de sus realizadores) y los festivales. La televisión no la cuento pues no estrena películas chilenas y cuando las emite es tarde, mal y nunca. Añado con no poco escozor: la empedernida escasez de cine chileno en televisión local me obliga a creer lo siguiente; los cerebros detrás de las decisiones de programación de la televisión chilena desprecian de manera recalcitrante y sistemática el cine chileno (de corto y largometraje), principalmente porque no lo conocen, lo tratan como a un hijo descarriado o no deseado, lo aceptan de mala gana ofreciéndole lo mínimo pero en el fondo desean secretamente su deceso. Al no dedicarle, ellos, tiempo para apreciar alguna mínima parte, la impotencia por no saber abordar aquella presencia les abruma y colapsa para finalmente resultarles indiferente su destino y de paso, por extensión, terminan des incentivando algún tipo de interés que el espectador de televisión pueda generar mediante la apreciación sostenida de material local.
Entonces, el circuito extraoficial público + Internet + los festivales, posibilitaron que haya podido visionar –entre otros– los siguientes largometrajes de sobresaliente propuesta, producidos o co-producidos por alguna empresa o persona natural chilena:
El Destapador (cortometraje), Educación Física, Cuentos sobre el futuro, Pena de Muerte, Ruidos del alma, con Gonzalo Araya (cortometraje), El Huaso, Las cosas como son, Los Rockers, Las Mujeres del pasajero (mediometraje).
Finalmente, queriendo ser diverso y justo en la selección requerida, y ciñéndome estrictamente sólo a cinco, y no necesariamente en orden, me parece que las mejores del 2012 son:
-Mi ultimo round
-El circuito de Román
-Hija
-Pena de Muerte
-Las Cosas como son
El por qué de las cinco
-Mi ultimo round: Integra con sensibilidad pero también con fuerza un tema contingente en un contexto tradicionalmente masculino cargado de clichés y mitos pero aquí tratados con inteligencia, eficacia y madurez. Nada parece forzado ni pretencioso, ni menos aun oportunista. Su desarrollo, puesta en escena, su búsqueda sobria y a la vez desafiante convierte a la película en una pieza armónica y logradísima; como producto, como esbozo de problemáticas y como vistazo a ciertas zonas de varias idiosincrasias nacionales. Una película de principio a fin, entretenimiento, emoción y buena factura. Pareciera todo demasiado correcto pero muchas veces se agradece el orden.
-El circuito de Román: A partir de determinadas teorías de neurociencia supeditadas a las inseguridades de su protagonista se construye un entramado de ideas laterales que justamente por no asirse del todo en un primer visionado hacen de esta experiencia algo totalmente inusual y en gran medida adictivo. Como buen puzzle, como buen problema de lógica, la película obliga a ponerse en sintonía con un recurso aquí clave, tradicionalmente elemental, pero también nunca del todo explotado en el cine; el montaje. Hablar de esta película puede llegar a ser peligrosamente abstracto. Su argumento existe, funciona, avanza con su propia naturaleza pero sin el sustrato teórico que interviene delante poco importaría. Como ejercicio, como propuesta y como búsqueda de genérica incluso, sobresale satisfactoriamente a pesar de parecer de a momentos “cerebral”. Y que bueno que lo sea y lo logre sin cansar ni fanfarronear.
-Hija: Nuevamente la forma es el contenido. Una hija y su madre trepan por Chile tratando descubrir y/o resolver sus trancas. El humor, el desvarío, el metalenguaje y la aventura misma constituyen la sustanciosa composición de este documental-roadmovie-autobiográfico. Exponerse, construirse, deconstruirse, transformarse y además lograr con eso un producto coherente, una película emotiva, está por sobre todo lo visto. Esta película va más allá de su inexistente destino…dónde quiera que esté ese no-lugar.
-Pena de Muerte: La capacidad de integrar diferentes niveles a una pieza hace de este documental algo dinámico y complejo; un catalizador de discusiones e intrigantes teorías. Aborda un caso real, disecciona rutas, escarba el pasado y lo confronta con reconstrucciones minuciosas que a través de un dispositivo de entrevistas interactivas que replantea las posibilidades del género sin dejar de ser un constructo documental. Se vuelve tradicional y moderno, simple pero difícil. Nuevamente la capacidad de sintetizar un cúmulo de anécdotas y reportes en apariencia reiterativos y lograr asir lo universal, son rasgos fundamentales de una inteligencia que aquí se materializada en un puñado de sonidos e imágenes devienen en una construcción enigmática y sus eventuales conclusiones, casi terroríficas.
-Las Cosas como son: Una ficción de tipo “realista”, un puñado de situaciones sencillas pero que van creciendo en intensidad interna. De la mano de un administrador duro que al parecer no lo es tanto se erige un relato complejísimo, derechamente moral, y sus personajes llenos de grietas protegidas por sus discursos bien prefabricados. Un hervidero de conflictos sociales y de relaciones interpersonales quebradas antes de concretarse. De a momentos una película misteriosa, triste y cruda, sumergida en tensiones y ocultamientos solo catastróficos. Una película que se vale del guión y las no-actuaciones de una forma tan transparente que aterra.
Hay algo -y tal vez mucho más- que tienen en común estos largometrajes; su radical y desafiante coherencia con sus respectivas promesas, estructuras y tonos. Son películas armónicas hasta lo insoportable, abrumadoramente casi geométricas, y no por ello previsibles. Jamás. Creo que todas funcionan como 5 pilares sólidos de una gran estructura que representa de esta manera la diversidad del cine contemporáneo chileno del 2012. Éstas, a la vez, alineadas, manifiestan una fuerza tal -por el grado de conciencia y lucidez en sus formas, presencias y posturas- que en toda la heterogeneidad temática y formal que recorren no dejan de tener un lazo férreo, que las emparenta por su calidad como productos y como instancias de catarsis bellamente resueltas.