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Moral y sensibilidad de Adolfo Urzúa Rosas. Aproximación a su vida y obra.

Por: Gabriela Escobar / 27 de diciembre, 2011

«Una vez en la escena, es necesario adueñarse de ella, i para esto, como lo hemos dicho, es necesario primero ser dueños de sí mismos”[i].

Adolfo Urzúa Rosas nace en 1863 y muere con 74 años en 1937.  Humanista e indiscutible intelectual, fue hombre de letras y de acción. Ocupa un espacio breve pero ineludible en la mayoría de los libros que se refieren a la Historia del cine en Chile.

Creó en 1910 la película Manuel Rodríguez[ii], obra considerada el primer film de ficción o primera obra de cine argumental[iii] realizada en el país. Fue una película muda, en blanco y negro, concebida para el Centenario de la República.

Se estrenó en Santiago de Chile el 10 y 11 de septiembre de dicho año, en el “biógrafo de Kinona” del Teatro Variedades[iv], a 14 años de la primera proyección[v] de cine en Chile y 15 años antes de la legendaria película muda El húsar de la muerte[vi] de Pedro Sienna. Hoy se conserva un fragmento, a partir de la recuperación realizada por la película de 1961 de Edmundo Urrutia, Recordando.

Escritor y dramaturgo, no sólo publicó libros sobre el arte de la declamación, teatro infantil y obras dramáticas de espíritu libertario, sino que también fue profesor de declamación en el Conservatorio de Música y en varios establecimientos públicos y privados, actor o intérprete, además de cineasta, y abrazó en más de una oportunidad la  figura del rebelde y los insurrectos. Claros ejemplos de ello son las obras Manuel Rodríguez y Caupolicán.

Apenas 16 años tenía cuando se inicia la Guerra del Pacífico. No se sabe a qué edad fue recluido y alistado en las tropas bélicas. Tampoco se sabe en qué espacio de la jerarquía militar lo situaron ni cuáles fueron sus heridas de guerra. Sabemos, sí, que aquella experiencia marcó su vida y sus convicciones ideológicas expresadas en sus escritos y creaciones.

No sólo criticó a la sociedad burguesa, hipócrita y canalla, sino que solidarizó con los oprimidos, con la miseria, con la figura del pobre y con la redención en la fuerza del trabajador. En el terreno del  arte, Urzúa Rosas, denuncia que el deleite del arte escénico no es accesible para la mayoría, criticando, además, los espectáculos populares de vacíos de argumentos que adormecen y denigran la conciencia crítica del pueblo.

Referencias sobre su vida y obra

Con 22 años estrena la obra Alberto el Poeta, representada por vez primera y con éxito en el Teatro Municipal el 2 de Mayo de 1885. Según señalan fuentes bibliográficas, se trató de un drama constituido en tres actos y fue escrito en prosa.

15 años después, en pleno cambio de siglo, Urzúa Rosas publica el libro El arte de la declamación. Sus letras, en 1900, señalan indicaciones sobre el vínculo entre el arte dramático y la declamación. Definen con claridad qué es el arte de la declamación, señala sus condiciones, cualidades y los conocimientos que el artista debe trabajar en torno a él, describe la sensibilidad implicada y la idea general en torno al poder del lenguaje, enfatiza la importancia de los órganos de la voz, recomienda algunas lecciones fundamentales de la lectura, se detiene en lo imprescindible de la modulación de la voz en la lectura, señala aspectos relativos a la fisonomía, la actitud y movimientos del cuerpo en los oradores, recalca lo relevante del ejercicio de observar, del estudio del papel y de la caracterización de los tipos en las representaciones, de la seguridad y la soltura, sintetiza la influencia de diferentes escuelas dramáticas en la declamación, y también instala fuertes cuestionamientos sobre el arte escénico, que podrían removernos hasta el día de hoy:

“Se ha dicho muchas veces que a nuestro pueblo no le gusta el teatro. I yo me pregunto ¿cómo se puede decir que a alguien no le gusta una cosa que nunca ha probado? ¿Cuándo ha tenido nuestro pueblo un teatro barato que haya podido frecuentar o donde siquiera haya podido ir algunas veces? (…) Por otra parte ¿Cómo ha de llegar tampoco a lucir su talento i cultivar sus disposiciones un joven o una niña, sin una cátedra de declamación convenientemente organizada que cultive aquellas disposiciones i preste verdaderos servicios a la cultura de nuestro pueblo? [vii]

En 1905, con 42 años, publica Teatro infantil. Dramas, comedias, monólogos y diálogos. Corresponde a una serie de libros destinados para las fiestas escolares de los establecimientos de educación en Chile. Fueron publicados por la Imprenta Valparaíso de Federico T. Lathrop.

Tres años más tarde, en 1908, publica el Tratado Completo del arte de decir bien. Nuevamente expone teorías, fundamentos y prácticas lógicas de la lectura, la recitación y la declamación. Es una reformulación de su libro El arte de declamar de 1900.

En 1910, el mismo año en que crea la película Manuel Rodríguez, inicia la producción de la película El violín de Inés (que escribe y dirige). Sin embargo, lamentablemente este proyecto no se logra terminar.

Con 50 años, en 1913, obtiene el segundo premio en el certamen del Consejo Superior de letras con la obra Un hombre, drama en un acto y escrito en prosa. Esta pieza fue publicada el año 1914 por la imprenta Meza Hnos en Santiago de nuestro país[viii]. Describe y construye un drama desde el espacio marginal con un fuerte perfil moral sobre la dignidad, la honradez y la cimentación en vida del destino.

Ese mismo año inicia el proyecto de la película El billete de lotería, cortometraje en el que tendría la labor de dirección, pero también resulta un trabajo inconcluso[ix].

En 1923, a sus 60 años, publica en la imprenta y librería Excelsior –ubicada en Arturo Prat 28- la obra teatral El sábado. Es un drama en un acto donde relata una de los principios instalados y difundidos por la organización del movimiento obrero como estrategia de resistencia: la abstinencia frente el alcohol.

Dos años más tarde, participa como intérprete en el elenco del cortometraje Pueblo Chico… Infierno Grande. Y en 1934, con 71 años de edad, tres años antes de su muerte, participa nuevamente como intérprete cinematográfico en la película Norte y Sur.

Cinco años luego de fallecer, en Teatro Municipal de Santiago de Chile, se estrena –en 1942- la opera Caupolicán. Tragedia lírica constituida en 3 actos y 8 cuadros, creada musicalmente por Remigio Acevedo Gajardo conjuntamente con la creación literaria de Pedro Antonio Pérez y Adolfo Urzúa Rosas.

“limitaremos a decir modestamente: valor, constancia,

observación i estudio, i el porvenir será vuestro[x]

Adolfo Urzúa Rosas

Escritos y textos sin específica datación cronológica

Antes de 1900[xi]:

  • «El Perdón» drama en tres actos y escrito en prosa.
  • «Antes i Después» drama en dos actos y escrito en prosa.
  • «El buen partido» comedia en dos actos y escrito en prosa.
  • «Los puchos de cigarrillos» constituido en un acto .
  • «Amor felino» o «La obra perdida».
  • «En busca de Pepa» primer zarzuela nacional en un acto, música de Maestro Manfredi, representado con éxito en el Teatro Politeama.
  • «Artistas de corazon» zarzuela en un acto, música del Maestro Pereira, escrita especialmente para el artista chileno Santiago Miretti y representada por éste con éxito.
  • «La sobrina del cura» zarzuela de costumbre en un acto.
  • «Aventuras de un chileno en Lima» o «Recuerdos de la guerra del 79» novela histórica.
  • «Plumazos» Colección de artículos cortos.

1901-1905

  • «Puñalada que da vida». Comedia en dos actos, aceptada en concurso y estrenada con mucho éxito por la compañía del primer actor Pepe Vila (Compañía Vila) en el Teatro Santiago.

1906-1908

  • «Reliquias». Obra constituida en un acto, estrenada con éxito por la misma compañía en el Teatro Edén.
  • «Antes y Después». Drama en dos actos, estrenado con éxito por los alumnos del autor.
  • «El congreso de los hambrientos». Juguete cómico, estrenado por los alumnos del autor..
  • «El pasado en el presente». Drama en un acto, escrito para el alumno del autor, F. Amador Ramíres, y estrenado con éxito por éste y sus condiscípulos en el Teatro del Santa Lucía.
  • «La carta». Monólogo dramático escrito para servir de prueba en un examen final del arte de decir bien.
  • «Coquetería», «Decepción», «La institutriz». Monólogos estrenados por discípulos  (alumnos)

[i] Urzúa Rosas, Adolfo. “El arte de la declamación”. Imp. Del centro editorial la prensa. 1900. Pág. 107.

[ii] Estuvo compuesta por 9 cuadros, constituida en dos rollos y su soporte fue en 35 milímetros. Interpretada por; Nicanor de la Sotta, Francisco Ramírez, Filomena Flores y Carlos Prats. Su casa de producción fue “Cía. Cinematográfica del pacífico”. Su productor fue Julio Cheveney y el director de fotografía fue Arturo Larraín Lacaros.

[iii] Godoy Quezada, Mario. “Historia del Cine Chileno”. Pág. 18.

[iv] Muñoz Ernesto, Buroto Darío. “Filmografía del Cine Chileno”. Ediciones Museo de Arte Contemporáneo. Facultad de Arte, Universidad de Chile, 1998. Pág. 14.

[v] Ernesto Muñoz y Darío Buroto señalan en su libro “Filmografía del Cine Chileno” que: “En 1896, en el Teatro Unión Central de Santiago, se exhibió el primer programa cinematográfico, encabezado por la película “La llegada del tren” de los hermanos Lumière”. (Pág.13)

[vi] Película dirigida y protagonizada por Pedro Sienna de 1925.

[vii] Urzúa Rosas, Adolfo. “El arte de la declamación”. 1900, Impr. Del Centro Editorial de la Prensa. Pág. 5 – 6.

[viii] Pereira Poza, Sergio. “Antología crítica de la dramaturgia anarquista en Chile”. Editorial Universidad de Santiago. Impreso en LOM, 2005

[ix] Godoy Quezada, Mario. “Historia del Cine Chileno”. Pág. 9.

[x] Urzúa Rosas, Adolfo. “El arte de la declamación”. 1900, Impr. Del Centro Editorial de la Prensa. Pág. 110.

[xi] La aproximación señalada en cada subdivisión es en función de la información encontrada en las publicaciones de cada uno de esos años referidos.