
Es curioso que la “crítica seria” poco -o casi nada- planteara algún acercamiento profundo hacia la película más vista en la historia del cine chileno, “Stefan Vs. Kramer”, estrenada en el curso del año 2012. Lugares comunes más o menos, los ojos parecieron colocarse en la acomodada “No” (Pablo Larraín, 2012), más que en una comedia liviana, popular y televisiva, aunque bastante pretenciosa. De “Stefan Vs. Kramer” nadie habló mal, y la crítica solo se limitó a señalar que era una película que “entregaba algo más”, que “no era una sucesión de chistes”, una «película familiar» e incluso que era una “crítica a la política”, todas reflexiones que arrojan cierta simpatía y la aparente incapacidad de enfrentarse a un éxito de masas.