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Artículos Crítica Especial: FICValdivia 2012

«La Respuesta» de Leopoldo Castedo: Encuentro con la memoria

Por: Luis Horta / 05 de octubre, 2012

No es novedad ver, en el contexto de este Festival, salas llenas de estudiantes y gente joven ansiosa de descubrir nuevos nombres, cineastas, películas, movimientos de cámara o efectos visuales. Lo que si es novedad, es que esa misma generación que ha crecido permeable a la influencia medial y la inmersión virtual, asista en masa a ver una modesta película documental chilena filmada en 1960. Lo que se vivió la tarde de ayer en el re estreno de la película «La Respuesta», restaurada por la Cineteca de la universidad de Chile, fue un verdadero acontecimiento: un lugar único e irrepetible cuyo tiempo y espacio parecieron suspenderse en una dimensión paralela al cotidiano del Festival, algo que adquirió un significado especial en torno al cine nacional.

La sesión de ayer fue, en estricto rigor, una provocación. En un contexto donde los apoyos al rescate del patrimonio fílmico nacional son limitados o sometidos a operaciones políticas, la exhibición de «La Respuesta» en una sala llena es alentadora para generar una reflexión  mayor en torno a la relación memoria-público. Proyectar un film como éste es, en esencia, un acto político que fue recibido de la mejor manera por los espectadores, ya que su sola presencia es el significado más elocuente sobre el reclamo al derecho a la memoria, a la historia y a las posibilidades de acceder a nuestro cine. El derecho a recordar no está escrito en ninguna ley, constitución o código, pero la posibilidad concreta de reconstruir imaginarios despojados, vidas quebradas o lugares desaparecidos, no puede ser sometido al mercado o a las dinámicas reaccionarias de enfrentarse al arte o a la historia.

«La Respuesta» es un documental filmado por Leopoldo Castedo en medio de la catástrofe que sacudió a gran parte del sur de Chile en 1960, en el terremoto más violento que haya registrado algún aparato de medición: 9,5º. Dos mil muertos y dos millones de damnificados son las frías cifras que resumen el cataclismo más trágico que recuerde una generación entera. Valdivia fue una de las ciudades más dañadas por el movimiento telúrico, tragedia que pudo ser peor luego que el lago Riñihue viera bloqueado sus desagües a partir del derrumbe de tierra, posibilitando que éste se rebalsase e inundara la ciudad completa. La película documenta in situ todos estos acontecimientos y la insólita «respuesta» de la gente, que permitió el salvataje de la ciudad. El incesante colectivismo de trabajadores voluntarios que día y noche realizaron faenas a punta de palas y picotas para destapar las salidas de agua aparece ante la cámara de Sergio Bravo, que acompañó a Castedo en la empresa de registrar un momento único, encabezado por el empuje del ingeniero Raúl Sáez. «El Riñihuazo» aún es recordado entre los habitante de Valdivia, no solo por los sobrevivientes, sino por aquellas generaciones que han escuchado la historia de cómo fue la misma población la que decidió tomar las riendas de su destino.

Castedo, que en su juventud en España acarició la ideología anarquista, emigró a Chile a bordo del legendario barco Winnipeg junto a otros exiliados de la guerra civil, transformándose en una relevante personalidad entre la intelectualidad local. Su paso por el cine fue breve, siendo reconocido por sus aportes en el campo de la historia y la etnografía. El documental «La Respuesta» es su único film de largometraje que realizó, y a pesar de ser una obra mítica para Chile, no se había reparado en la fragilidad en que se encontraba: los negativos se destruyeron en el incendio de los laboratorios ALEX de Buenos Aires, y la única copia 35mm existente quedó abandonada tras la intervención militar que sufrió la Universidad de Chile en 1973. La no existencia de copias en 35mm o versiones de acceso al público fue un daño que comienza a resarcirse luego de ésta restauración que, sintomáticamente, fue financiada con recursos españoles.

A casi cincuenta años de su estreno, el film se ve fresco, límpido y sobrecogedor al develarnos la naturaleza de un país que fue despojado a su gente, donde los gestos humanos no se hacen para el rédito publicitario, la explotación de la imagen o los beneficios personales. «La Respuesta» es una lección en muchos sentidos: de la urgencia por recuperar la memoria de un país, de restituir los despojos y de reformar los sistemas que posibilitaron la pérdida de nuestra memoria. La amnesia en que se ha sumido a varias generaciones, los estereotipos e imaginarios de país que se han implementado y la validación de sistemas de vida determinados por el mercado se ponen en jaque a partir de un modesto documental. También es una reflexión sobre el rol de la Universidad estatal que posibilitó que uno de sus académicos se vuelque al trabajo directo con la gente. Ese es el gesto político: la perspectiva histórica que permite enfrentarnos no solo a la verdad, sino a los cuestionamientos que nacen a partir de descubrir cómo un país que ya no existe pero sigue siendo el mismo.

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Artículos Crítica Especial: FICValdivia 2012

Miguel, San Miguel: Una historia Más

Por: Diego Pino / 03 de octubre, 2012


Debo decir que entré al Aula Magna de la Universidad Austral en Valdivia con un mal prejuicio sobre la «Película de Los Prisioneros», pues tenia la sensación de que hacer una película sobre una banda tan conocida, podría terminar en una muy pretenciosa cinta. Finalmente salí de la proyección con una opinión totalmente contraria, esta era sólo otra historia más.

El cine son historias. Conocido es el dicho de que todas las historias fueron contadas hace mas de 2000 años, y realmente lo único que podemos hacer es manejar de mejor forma la información que tenemos y encontrar la mejor forma de contarlas; y aunque esto sea cierto o no, lo principal está en poder hacer atractivo lo que queremos contar de manera interesante (no quiero usar la palabra novedosa).

Miguel, San Miguel, tiene un problema (para mi): se me presenta como una historia más, ni tan interesante ni tan entretenida, finalmente no fue la historia de esta importante banda, como era vendida, si no que se presenta a un grupo de jóvenes ochenteros, a veces demasiado mitificado, que querían tener una banda de rock, como muchos de nosotros, y que afortunadamente ellos pudieron formar para placer de todos, pero que se basaba en conflictos personales de Miguel Tapia, que si bien puede ser interesante, lo siento, pero no fue lo que yo iba a ver (mal informado quizás). El tema es que vimos historia de amor, sexo, conflicto social muchas veces forzadas, para ir construyendo una historia que no aporta muchos mas datos sobre lo que ya conocemos. Me faltó verlos más contestatarios y por supuesto escucharlos más (lamento enterarme que es por un tema de derechos)…. Me faltó.

Y aunque agradezco esa puesta en escena que establece una simplicidad, tanto el blanco y negro y la cantidad de buena música que escuchamos, no logra jamás insertarme en un relato que implica una carga histórica importante, y que termina haciendo predecible cada minuto que va ocurriendo, quizás por lo difuso de las conexiones entre escenas, pero eso ya es entrometerse en algo mas especifico propio de la construcción de una película, en el que no quiero entrometerme. Por ahora me quedo con la sensación de momentos que hacen difuso un relato con un objetivo que a veces me parecía poco claro. Si bien tiene diálogos muy entretenidos y con personalidad, nunca pude verlos a ellos, es decir, podría haber sido cualquier grupo de amigos.

Supongo que a muchos, al contrario mio, les gustó o creen que es una mejor forma de contarlo, puede ser, la verdad no lo sé, quizás sea mejor hacer un musical o una película netamente de música como escuché por ahí.Lo que sí se es que aún no llega «La película de los prisioneros».

Finalmente me quedo con un buen rato en el Festival de Cine de Valdivia, pero quizás, ¡quizas! hubiese sido mejor cumplir con mi prejuicio anterior y ver una película absolutamente pretenciosa.

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Artículos Especial: FICValdivia 2012

Comienza el Festival de Cine de Valdivia! cobertura especial de Séptimo Arte

Por: Editor / 03 de octubre, 2012

Estamos en la tierra de «Heidi» González, de Miguel Barriga, de Daniel Guerrero y de Camilo Henríquez. También el lugar donde se realiza el Festival internacional de Cine de Valdivia, evento que comenzó anoche con la proyección de «Miguel, San Miguel»,  película que recrea la historia de la banda punk «Los Prisioneros», algo así como la «Control» chilena.

Durante cinco días estaremos cubriendo actividades, exhibiciones y un sinfín de pormenores que lo más probable no ingresen a la prensa oficialista.

Pronto, reportes desde el sur de Chile.

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Artículos Opinión

DECLARACIÓN PÚBLICA INVESTIGADORES DE CINE CHILENO

Por: Editor / 26 de septiembre, 2012

Los abajo firmantes, exponentes del campo profesional de la investigación en cine chileno, estimamos necesario dar a conocer nuestro punto de vista sobre el cambio en la orientación de las bases del Fondo de Fomento Audiovisual en la Línea de Investigación, hecho que daña significativamente la producción de conocimiento sobre nuestro cine. En las nuevas bases del año 2012, se lee:

Modalidad única que financia proyectos de investigación asociados al desarrollo de la
industria audiovisual en Chile. En la presente convocatoria se dará preferencia a estudios sobre la industria audiovisual y mercados, en particular al comportamiento de audiencias en Chile y las posibilidades de ampliación de mercado para el audiovisual chileno.
Esta orientación fija un criterio a priori excluyente en los trabajos de investigación,
afectando otras líneas que se han confirmado como un campo en creciente desarrollo, donde académicos e investigadores han aportado al cine como área de conocimiento, generando una valoración importante de nuestra filmografía.

Ello se ha traducido en que durante los años 2005 y 2011 se han financiado cerca de 80 investigaciones que han producido saber relevante sobre nuestro cine, mediante la reflexión crítica y la investigación histórica en diálogo con disciplinas tales como la
filosofía, la estética, los estudios culturales, la antropología, la semiología, la historia, etc.

Orientar la línea de investación solamente a los estudios de mercado y audiencias afecta esta área de desarrollo e interrumpe una política pública de apoyo sostenido a la investigación sobre cine. Esto plantea una paradoja: los estudios orientados a las memoria histórica y a la reflexión teórica sobre el cine chileno son dejados para el libre juego de oferta y demanda de editoriales privadas, y las investigaciones que tocan las variables de mercado e industria encuentran amparo a través de fondos públicos, cuando todos los estudios sobre cine chileno deben ser susceptibles de ser financiados con fondos púbicos.

Esta medida presenta además una anomalía entre la valoración que el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes promueve del cine y aquella que defiende para otras disciplinas como Artes Visuales, Música y Teatro, donde a través de la Línea de Investigación de FONDART los estudios teóricos, críticos e históricos sí encuentran cabida. El cine, al igual que las otras artes, no es solo un producto industrial, sino también un objeto cultural que debe ser estudiado y criticado.

Lejos de ser un tema sectorial, que solo puede preocupar a los investigadores de cine chileno, lo ocurrido en la convocatoria 2012 revela un desconocimiento de la lógica de la generación de Patrimonio cinematográfico, así como de la diversidad de la dimensión cultural, social y artística del cine, el rol esencial que tiene la investigación y la crítica en la cadena de valor de la producción cinematográfica, generando contexto, reflexión y, por tanto, un mejor público para el cine chileno.

A partir de aquí, rechazamos la reformulación de las bases del Fondo de Fomento Audiovisual en su línea de investigación, hacemos un llamado urgente a su revisión, y esperamos una respuesta pública de autoridades y del Consejo Audiovisual respecto a este punto.

Saludan atentamente,

José Miguel Palacios
Candidato a Doctor, New York University

Iván Pinto Veas
Investigador independiente, editor laFuga.cl

Udo Jacobsen Camus
Director Carrera de Cine, Universidad de Valparaíso

Luis Horta Canales

Coordinador General Cineteca Universidad de Chile

Académico Universidad de Valparaíso

María Laura Lattanzi,
Candidata a Doctora, Universidad de Chile – Docente Sociología del Arte

César Barros A.
Profesor Asistente
Department of Languages, Literatures & Cultures, State University of New York, New Paltz

Vania Barraza T.
Profesora Asociada
Lenguas y Literaturas Extranjeras, Universidad de Memphis

Natalia Möller González
Candidata a Doctora, Universidad de Chile

Carolina Urrutia Neno
Docencia e Investigación, Universidad de Chile / Pontificia Universidad Católica.
Candidata a Doctora en Filosofía, mención en Estética, Universidad de Chile.

Daniela Colleoni Villagrán

Investigadora Cineteca Universidad de Chile

Carlos Ossa S.

Académico Facultad de Artes e  ICEI, Universidad de Chile

Marcela Parada Poblete
Docencia e Investigación
Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile

Elizabeth Ramírez Soto
Candidata a Doctora, University of Warwick

Pamela Pequeño de la Torre
Académica Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile
Candidata a Magíster Universidad de Chile

Andrea Chignoli
Profesora Asistente Depto. Dirección Audiovisual
Facultad de Comunicaciones, Pontificia Universidad Católica de Chile

Claudio Guerrero Urquiza
Investigador en historia del cine y artes visuales
Estudios de Arte / Universidad Arcis

Felipe Blanco M.
Crítico, profesor y programador de Cine

Ximena Vergara
Magíster Pontificia Universidad Católica de Chile

Carl Fischer
Profesor Asistente
Lenguas y Literaturas Modernas, Fordham University

Dr. Felipe Silva Montellano
Investigador Fondecyt
Departamento de Diseño, Universidad tecnológica Metropolitana

Catalina Donoso Pinto
Profesora Asistente
Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile

Natalia Cariaga Madariaga
Magíster © Estudios de la Imagen, Universidad Alberto Hurtado

Jorge Iturriaga E.
Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile

Paola Lagos Labbé
Académica e Investigadora, Instituto de la Comunicación e Imagen. Universidad de Chile.
Doctora © en Comunicación Audiovisual, Universidad Autónoma de Barcelona

Angeles Donoso Macaya
Visiting Scholar
State University of New York, New Paltz

Tiziana Panizza Montanari
Académica, investigadora y documentalista. Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile. Magister en Arte y Medios, University of Westminster, Inglaterra

Alfredo Barría
Licenciado en Cine, Universidad de Valparaíso

Mónica Villarroel
Doctora © en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile

Milena Grass Kleiner
Académica e investigadora, Doctora © en Literatura, P. Universidad Católica de Chile

Angelica Franken
Magister U. Catolica, Estudiante Doctorado en Literatura U. de Chile

Vicente Plaza Santibáñez
Magíster en Artes, Universidad de Chile

Macarena Urzúa Opazo
Profesora Universidad Alberto Hurtado-Universidad Finis Terrae
Postdoctorado Fondecyt, Universidad de Chile

Luis Roberto Órdenes Pérez
Licenciado en Historia y Cs. Sociales, Licenciado en Educación Universidad de Valparaíso
Grupo estudios críticos y difusión de cine

Claudia Bossay P
Candidata a Doctora, Queen’s University Belfast

Laura Senio Blair
Associate Professor in Department of Spanish and Latin American Studies
Southwestern University EEUUJaviera Lorenzini R.

Estudiante de magíster en Literatura U. de Chile.

Antonia Girardi B.
Estudiante de Magíster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.

Maria Paz Peirano
Antropologa Social, PhD (c) University of Kent UK

Isabel Orellana Guarello
Programadora Festival Internacional de Cine de Valdivia

Ricardo Greene
Académico UCM / Director FIDOCS / PhD (c) en Visual Anthropology, Goldsmiths

Maite Alberdi
ADOC

Roberto Trejo
Investigador Universidad ARCIS

William Thayer

Gilda Luongo

María José Torrealba

Germán Liñero A.

Martin Tironi

Carla Olivares

Isabel Mardones

Luis Mora del Solar

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Artículos

Orlando Walter Muñoz

Por: Editor / 24 de agosto, 2012

“De aquí en adelante el cine nacional marcha por otras aguas. Cada

director mostrará algo más que imágenes: su cine será el santo y seña

de un pensamiento, de una posición. Chile busca el cine de autor.

Labor nada fácil entre un público acostumbrado a pensar a Chile en la

manta tricolor del huaso, en la china que baila cueca, en „el roto bueno

para la talla‟. El país todavía no perdona a quien le dice que existen

poblaciones callampas, cinturones de miseria, problemas como el

alcoholismo o la dependencia.”

Orlando Walter Muñoz, 1972

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Artículos

Fallece Orlando Walter Muñoz

por: Editor / 22 de agosto, 2012

Orlando Walter Muñoz es uno de aquellos artífices de muchas cosas, y que suelen no figurar en los injustos rangos de relevancia que suele otorgarse a quienes sentaron bases para que el presente sea tal. Crítico de cine, actor, compositor, hombre de radio, fue uno de los animadores de la vida cultural del Chile de los años sesenta y setenta, escritor de la revista Primer Plano, activista del cineclubismo viñamarino y participe de los festivales de Cine de Viña del Mar en aquellos años. Es el letrista de una de las canciones mas bellas y terribles del rock chileno «La muerte de mi hermano», que grabaran Los Mac’s en los sesenta, así como una creador de una misa rock que se estrenó en 1968 con interpretación de una banda de Quilpué: Los Sicodélicos.

Su labor en la crítica cinematográfica fue notable. Agudo y acertivo, sus textos entremezclaban la sabiduría y el análisis de quien busca en la poesía una forma de enfrentarse a la vida. Escribió en las revistas de crítica cinematográfica Primer Plano -en plena UP- y Enfoque -en plena dictadura militar-, siempre aportando desde la estética y el contexto social.

Hace algunas semanas se lanzó en Valparaíso el libro «Hablando de Cine» escrito por dos portentos del área: el fotógrafo Héctor Ríos y el guionista y crítico José Román. Ahí se incluye un DVD con una entrevista que ambos cineastas le hicieron a Orlando Walter Muñoz. Es quizá el último reconocimiento, el merecido y de los pares.

Hoy se ha producido la muerte de Orlando Walter Muñoz. Y desde este modesto sitio, lo saludamos, agradecidos, en la distancia.

La muerte de mi hermano-Los Mac’s 1967

Banda: Los Mac`s
Album: Kaleidoscope Men
Año: 1967
Track: 07 – La Muerte de Mi Hermano

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Artículos Columnas de Vittorio Crítica Ensayos

Fellini por Vittorio: Aproximación al film 8 1/2

Por: Vittorio Farfán / 17 de agosto, 2012

Por Vittorio Emmanuel Farfán

El concubinato era algo que los Romanos intentaron erradicar proscribiéndolo tanto social como legalmente. Considerado una mala costumbre aprendida de los liberales y excéntricos griegos, al parecer lo encontraban primitivo y muy alejado de su forma de concebir el orden, más distante aún de lo que los helénicos llamaban democracia. Hablando de la democracia, era el placer de los Romanos y ex-Romanos por ser dominados siempre bajo un yugo, un emperador oligofrénico, un dictador fascista o un empresario mafioso, pero en una comunidad que dice ser católica y que al mismo tiempo conserva plazas y estatuas con alegorías sodomitas, pasado de juergas dantescas de una Roma que era más fiesta que imperio. Así es la contradictoria Italia referente de la moda y cuna del neorrealismo, conceptos tan dicotómicos tan incongruentes como la misma Roma, donde es difícil no pensar en todo esto al momento de hablar de Fellini, responsable de una tan sincera y demente inconsecuencia  como tambien lo es el pueblo que representa.

Fellini al parecer era un tipo excéntrico, al parecer muy similar al personaje que interpreta Peter Seller en “tras la pista del zorro”, un hiperventilado cineasta cuya forma de dirigir era cómica, y no esa versión metrosexual que se buscaba representar siempre reflejándose en un actor como Marcello Mastroianni. Es imposible no conectar 8 ½ con Italia y con el mismo Fellini, asi comoes difícil culpar a un cineasta de que Italia sea como es… pero sí es más fácil culpar a una película.

Guido es Fellini. Un famoso cineasta que al parecer se encuentra realizando un film de naves espaciales en donde lo único que está claro es que tienen un escenario en un desierto a medio armar, aparte de que no sabe qué hacer con la película de la misma manera que no sabe qué hacer con su esposa. Tampoco sabe qué hacer con su amante, ni si le atrae la joven novia de su gran amigo, no sabe si extraña su pasado, no sabe qué hacer con su amor platónico, no sabe si lo que siente es nostalgia o si debe culparla de sus temores del presente, si quiere escapar de todo. Guido tiene las cosas menos claras que Hamlet, y a pesar de todo tiene que aparentar frente a sus productores, periodistas y amigos, de que si va a hacer una película. Fellini siempre admitió ser un mentiroso. El cine es un oficio de mentirosos, de escritores maquillados que no saben escribir y que por eso hacen cine, o personas que disfrazan su procedencia y la vuelven en cine. La película se concentra en cómo esta madeja de problemas se van combinando con su nostalgia, con sus momentos oníricos y la realidad que no dejan en ningún momento de ser uno o lo otro.

Es un filme de brillantes contradicciones, no solo es una reflexión individual de un director que no tiene claro qué hacer con su vida, pero termina siendo un ensayo de qué es el cine. La palabra «cine» no solo simboliza un grupo de anticuados haciendo películas de duelos, galanes de ojos delineados y  buscadores de tesoros. La palabra cine, en su origen, significa movimiento, y esta película cuestiona los elementos estáticos que se ha impuesto la sociedad, en especial, en el viejo continente donde también creen ser creadoras de las rígidas directrices que fijan los cánones de moralidad, basado en la demencia de algún emperador guerrero incoherente fanático cristiano.

Vida y Muerte… siempre vemos ese juego, la sensación de soledad, a pesar de estar rodeado de un zoológico de seres extraños, sus personalidades y estereotipadas vestimentas nos recuerdan a la etapa de caricaturista de Da Vinci. Fellini desde niño amaba los circos. Para él, el mundo que lo rodeaba era sólo un circo con personajes extraños, tanto en su forma como en sus acciones. La ausencia de la partida de alguien, o tal vez de su propia partida, de esa eterna sensación de que la película habla de un autoexiliado, de un mundo onírico ahogado en el presente y en las ausencias del pasado, en esa búsqueda de lo que se a perdido en el tiempo de vida avanzado. Esa sensación de ser una reflexión madura a portas del final, algo que siempre queda como sensación en los filmes de Fellini cuando sus protagonistas quedan mirando el horizonte con ese sentimiento encontrado y con un desaire de partir, dando a entender que esa parece ser la única opción.

La mentira nunca pudo aproximarse tanto a la verdad. Con música de Nino Rota que resume todo ese espíritu de Fellini, llena de diferentes pasajes y con variados sabores, aromas, esa melodía nos da la sensación de que de lo cómico y sin sentido es como avanza el mundo, esa sensación de ver a Marcello Mastroianni como siente que ya no es él, y que no sabe quien es ese hombre que esté en el espejo, trata de armar a Guido, o recrearlo, con sus recuerdos, e intenta de completarlo con hologramas que ve de él en esas mujeres que dice amar o desear. La semiótica de los personajes es una flora que crea como espejos que se convierte en cuadros de su pasado, y eso se combina con los juegos de elipsis en espacio y tiempo, donde el presente no es lineal, es circular vuelve a los recuerdos y hasta se pasea por los sueños.

Las mujeres de Guido. Cada una de ellas representan sabores, aromas, colores, texturas. Una visión machista y sincera, un machismo que entiende que no sabe qué domina, ni si se domina a si mismo, filosofía primitiva y salvaje. Más que quererlas, amarlas, desearlas o extrañarlas, él quiere esos momentos, esas pasiones, esa vida. Pero ese duelo de vaqueras está principalmente entre su esposa y su amante, aunque son más los bandos involucrados. Su esposa es el simbolismo de todo lo rígido, y al mismo tiempo la necesidad de estabilidad que busca el hombre desde que se volvió sedentario y la usó como cimiento, cuando empezó acotar el mundo evitando las cajas de Pandora. La amante, es la diosa de los demonios, libre, loca incontrolable. ¿Su esposa fue alguna vez así? Claro, cuando jugaban, cuando estaban locos y borrachos. Siempre existe un esplendor, ese instante, ese que se persigue, se obsesiona, se lucha. Y cuando esto ocurre… después se intenta volver a recordar o extrañar.

Tal vez volviendo a ese momento en que los protagonistas de los filmes de Fellini reflexionan, entendiendo que es ese el esplendor que buscan, que al final solo son esencias, y que tal vez como la Luz se tiene que entender que se es aura y carne, que se tiene que entender esa Dualidad. Fellini tiene razón en algo: el cine no se escribe, el cine se maneja de otra forma… el Cine es Luz, y del papel queda lo que fosilió la luz. Ambos tienen su sentido casi opuesto. En 8 ½ se a apela que el cine tiene que buscar su forma de luz. Por otro lado, éste es el Fellini mas criminal de criminales, nos dió una película que al igual que otros hitos suyos, es el Fellini que vende Italia como marca, esa Italia de multitienda, esa Italia estereotipada, esa Roma que sirve para la cámara de turismo. Pero también podemos sentir más que un Fellini sofisticado, que come en platos con diseño de Restaurante Internacional de cinco tenedores, un sabor campestre y una fiesta de manteles de tela escocesa, cocineras gritando “pasta al pesto!!!”, hombres gritando por que la pasta estaba fría. Ese sabor con mas sapiencia, con tonos fuertes y una formula propia que nunca se parece cada  vez que se vuelve a cocinar. Pero todo es, a la vez,  8 ½, esa película de ese cineasta tan amante de las tetonas como Russ Meyer.

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Artículos Cineclubismo Colaboraciones

«El Embrujo del Cine» por Delia Tapia

Por: Camila Pruzzo / 13 de agosto, 2012

Delia Tapia, de la localidad de Curanipe en la región del Maule, fue una entusiasta alumna del Taller de Formación de Audiencias y Cine Club Pelluhue 2012, organizado por Carlos Molina y Karla Díaz, dos jóvenes cineastas egresados de la Universidad de Chile, cuyo proyecto fue financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, a través del Fondo de Fomento Audiovisual. El taller realizado durante los meses de Junio y Julio, no sólo permitió un aproximamiento al estudio de audiencias en esta localidad tan alejada de la capital regional, sino también abrió paso para la planificación y formación de un cine club en la zona, impulsado por los alumnos del taller.  A continuación, la carta escrita por Delia en la ceremonia de cierre del taller.


El embrujo del cine me cautivó gracias a la enseñanza de dos jóvenes salidos de la Universidad.

Hoy 10 de Agosto es el día clave para despegar con nuestros propios medios, pensar que hace dos meses tras ignoraba totalmente lo que era el cine y hoy gracias a éste curso puedo decir que he aprendido.

Al comenzar, me encontré con unos excelentes profesionales los que clase a clase me impregnaban de conocimientos, que hasta ese momento, eran totalmente desconocidos, como por ejemplo el saber que el cine tiene sus orígenes en la fotografía, lo importante que fue Edison, los hermanos Lumière y así un millón de sapiencias de las que me siento orgullosa, una lástima que este conocimiento no halla sido recibido por una cantidad mayor de personas, ya que, nadie debería privarse de la cultura, efervescencia social y política que está reflejada en los films.

También como dijo Patricio Guzmán “Un país que no tiene cine-documental es como una familia que no tiene álbum fotográfico”

Tendría para hablar horas de todo lo que provocó el cine en mí, pero no quiero cansarlos.

Para finalizar, quisiera otorgar un afectuoso reconocimiento a Karla Días Montalba y a Carlos Molina González, también a los docentes invitados Edison Cajas González y Luis Horta Canales, que me han abierto la mente y me han enseñado a disfrutar del séptimo arte.

Muchas gracias.

Delia Tapia

Curanipe 2012

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Artículos Especial: DESVIADO EN LAS RESTRICCIONES: El Cine de Gregory Cohen Estudios de Obra

El Blues del Orate: Obstinar la memoria

Por: Luis Horta / 03 de agosto, 2012


"El blues del orate"(60 min, 1987) Dirigida por Jorge Cano; Guión y actuación de Gregory Cohen

Existen muchas formas de entender la historia. La que recordamos, la que nos cuentan, la que nos imaginamos  o la que nos imponen. Existe la memoria oficial, aquella que deja conformes a todos por que se hace inofensiva, no cuestiona el presente y permite digerir un futuro sin que entorpezca la transparencia del buen vivir, los hábitos cordiales entre lo que se transita y lo que no se quiere ver.

“El Blues del Orate” es una película marginal, filmada cuando la dictadura caía y la alegría llegaba, supuestamente. En esa corriente, es que Gregory Cohen aparece desnudándose frente a una cámara que no para de acosarlo cual carcelero, pero que no hace sino representar en él el estado de un país fracturado, engañado y que trataba de cubrir sus heridas con un falso heroísmo. Se comenzaba a establecer una nueva historia, la de los vencidos que llegan finalmente al poder, ese que se cultivó desde la publicidad, desde los cargos en el exilio o desde las redes y el lobby. Y es ahí donde una nueva sociedad neoliberal se vestía de progresismo y enterraba a los marginales, a los upelientos, a los proletas de la pobla, a los punkies, a los rebeldes de verdad.

Es ahí donde se contextualiza “El Blues del Orate”, un gran plano secuencia como los años de dictadura, donde el hombre se enfrenta a la cámara, a la soledad, al dolor y a la verborrea de la incomodidad, que se plasma en una fotografía oscura y una cámara que va y viene como quien acecha a la presa sin más que intimidarla, algo que perfectamente se hace recíproco con un monólogo genial interpretado por Gregory Cohen, uno de los grandes actores del cine contemporáneo, y que se despoja de lo innecesario para otorgarnos la belleza poética que solamente una joya del cine puede brindar en medio de la desazón y la tristeza.

“El Blues del Orate” es un redescubrimiento, una película que no existía en los libros de historia del cine chileno pese a los premios obtenidos y el reconocimiento que cosechó en aquellos años. Su exhibición instala una forma diferente de leer nuestra memoria visual, y que rearticula el paradigma del video experimental que se realizaba en los años ochenta, principalmente por videastas que no hacían sino maravillarse con las máquinas y dejar de lado la utopía, la crítica y el malestar, trocándolo por una experimentación formalista que terminó por ahogarlo y, arrastrar en su caudal decadentista a películas tan geniales como “El Blues del Orate”, absoluta antítesis de aquellos experimentos.

Redescubrir “El Blues del Orate” es una necesidad, así como un reclamo por el borrón de nuestra memoria, de nuestra historia la invisibilización que muchos propiciaron en torno a aquellos locos que ayudaron a generar un cine moderno, lúdico y rabioso, como el de Gregory Cohen.

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Artículos Especial: DESVIADO EN LAS RESTRICCIONES: El Cine de Gregory Cohen Estudios de Obra

Ilusión y modernidad subterráneas

Por: David Antich / 03 de agosto, 2012


Texto sobre la película "Sueño y secreto subterráneo" (54 min, 2004)

De las 37 estaciones que sumaban las líneas 1 y 2 del Metro de Santiago hasta 1997, al calvario de los viajes en hora punta de la actual red articulada a Transantiago, con 5 líneas y 108 estaciones, hubo un cambio radical en la forma que habitamos la ciudad, muy coherente con la idea de modernización neoliberal que importó la dictadura y continuó la Concertación.

Gregory Cohen registra la construcción de las extensiones de las líneas 2 y 5, y la construcción de las líneas 4 y 4A, desde un pie forzado en clave teatro del absurdo: un hombre (Alex Zisis) se levanta como todas las mañanas para ir a trabajar pero se da cuenta que el Metro aún no ha sido construido. Este dispositivo permite ingresar al mundo del tren subterráneo, a la manera de un sueño, cuando el protagonista desciende a las obras del Metro, a través de un portal oculto en un céntrico restorán capitalino, atendido por una mujer (Loreto Moya) y su hijo. Una vez en el interior, encuentra a un grupo de ejecutivos discutiendo la viabilidad de la extensión de la red y el impacto sobre la ciudad.

Aunque la atmósfera surrealista funciona más por el atrevimiento de Cohen en la puesta en escena y el montaje, que por la verosimilitud de las actuaciones, el autor visibiliza a sujetos nunca tomados en cuenta en el cine chileno. En la siempre débil frontera entre la ficción y el documental, a la historia de Zisis y Moya se le intercalan imágenes de la construcción de los túneles y viaductos, de la llegada de los carros al puerto de Valparaíso, además de entrevistas a miembros del directorio de Metro, a los trabajadores de la construcción y a las primeras personas en usar los nuevos tramos.

Ahí es donde la película tiene sus momentos mejor logrados, en el espíritu épico de los gerentes, quienes diseñan y conciben la extensión como un proyecto fundacional de un nuevo modo de ocupación y desplazamiento en la capital. Hablan de integración de las comunas, de mejoramiento en la calidad de vida, de mayor tiempo para el ocio, en circunstancias de que, mirando en perspectiva, Metro y Transantiago no son sino un fracaso que padecemos día a día los trabajadores y estudiantes que viajamos mañana y tarde de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Y si bien Cohen no desliza esta crítica explícitamente, expone a los gerentes como portadores del discurso neoliberal, según el cual observan a las personas como clientes y al sistema Metro como eje fundamental del sistema de producción y acumulación.

Los trabajadores, en tanto, aparecen como los orgullosos ejecutores de una obra colosal. Apreciamos su humanidad en el trato fraterno, en la vulnerabilidad de los que trabajan bajo tierra antes de la edificación de los túneles, en su compromiso con la difusa noción de comunidad, donde todos tenemos parte pero de maneras muy desiguales.

Sueño y secreto subterráneo expresa la magnitud de la red del Metro de Santiago, bajo la forma de una ilusión que no sabemos si es sueño o secreto, pero que, como promesa de mejorar nuestras vidas, quedó solo en el terreno de lo ideal.