Conocí a Farías por su película. Es decir, al ver “Quiero entrar”, entendí que tras el film había alguien molesto por un sistema que condiciona pero no otorga. Bastante mas jóven y alocado que otras producciones nacionales, la película es un desprejuiciado retrato de las ansias aspiracionales de la clase media. Sin pretenciones mayores que la de armar una película tan experimental como subversiva, “Quiero Entrar” contiene una carga poética que pocas veces aparece en el cine local.