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Mujeres en la Playa

Por: Javier Arriagada (rayo verde cine club) / 17 de Noviembre, 2017

En 2016, Hong Sang-soo se convirtió en el centro de atención del circo mediático Corea del Sur. Se reveló que él y la estrella de su última película, Kim Min-hee, estaban teniendo un romance. Kim era una de las actrices más importantes de la industria y en ese momento se acababa de estrenar su película The Handmaiden (de Park Chan Wook) en el festival de Cannes. Hong, por su parte, era un director de culto en las cinefilias del mundo y de cierto prestigio en Corea, pero lo que le importó a los tabloides fue que era un hombre de mediana edad, y que estaba casado. Kim Min-Hee estaba teniendo un romance con un hombre casado.

Hong Sang-soo, cuya obra ya era admirada por su ingenio en la estructura de sus historias, su candidez al retratar las relaciones románticas y su ligereza en la puesta en escena, llegó a una especie de crisis luego de este incidente. Sólo podemos especular qué tipo de crisis fue, pero debió haber sido algo desgarrador, algo que sólo pudo dar paso a las tres películas que sacó este año. Estas obras contienen tanta intensidad y luz que da la impresión de que Hong y Kim se prendieron fuego frente a nosotros.

Las tres películas –On The Beach at Night AloneClaire’s Camera y The Day After- fueron proyectadas en Valdivia. En esta ocasión nos centraremos de Claire’s Camera. Ante todo, porque es la más intensa y clara en esta ruptura de Hong frente a su obra, y también porque es una película transparente, luminosa, una reconfiguración de lo hermoso que puede ser el mundo y un testamento de todas las posibilidades de apertura y cambio que yacen impregnadas en nuestra vida cotidiana. Fue uno de los sucesos más intensos vividos en este festival, incluso si algunos espectadores no se dieron cuenta de eso a la primera.

Claire’s Camera empieza con un despido. Kim Min-hee interpreta a Manhee, una practicante de una productora audiovisual en pleno festival de Cannes. Manhee es convocada a un inusual e incómodo almuerzo con su jefa, que luego de balbucear unas frases sobre la importancia de la confianza en el espacio laboral, termina despidiéndola en la forma más pasivo agresiva posible. Kim reacciona desconcertada, pero luego decide sellar todo el asunto en un gesto: una foto con la jefa, sacada con el celular. Este es el pequeño manifiesto de la obra, una maniobra hacia territorio desconocido. En unos momentos nos daremos cuenta de que Manhee fue despedida porque se involucró con un director de cine prestigioso, y que fue él quien pidió que la despidieran. Este director luego conoce en un café a Claire (interpretada por Isabelle Huppert), que está en Cannes acompañando a una amiga. Claire es profesora, pero también hace muchas otras cosas, siendo una de estas el tomar fotos con una cámara Polaroid. Claire afirma, en un encuentro posterior junto al director y la jefa, que una foto siempre cambia a la persona fotografiada. El director y la jefa no parecen muy convencidos, pero el mecanismo es muy simple: la persona es capturada en un momento único e intransferible y por lo tanto esa misma persona ya no puede ser la de la foto. La fotografía condensa, concreta y especifica luz y tiempo. Reafirma el sentido de un momento para así retenerlo siempre. Claire no dice nada de eso, pero parece tenerlo muy en cuenta, ya que siempre está atenta a cada momento, a cada espacio y a cada persona con la que se encuentra.

Hong Sang-soo ha trabajado en muchas ocasiones el poder y la intensidad de la vida cotidiana. Ya a partir de Oki’s Movie (2010), cuando logra una ligereza y sensación de juego en su cine, siempre podemos ver en su él este espacio que se abre en cada hora de vigilia que la gente tiene en el mundo. Los protagonistas de las películas de Hong siempre salen a caminar y se encuentran con conocidos, con amigos, amigas o ex novias. En cada encuentro siempre se deja entrever una posibilidad de algo nuevo, pero generalmente los protagonistas son pelmazos que no se dan cuenta de nada y deciden o seguir su camino o tomar la variación más banal de estas aperturas: irse a tomar con el/la susodicho/a. Esto es seguramente un ejercicio de honestidad para Hong, que muestra estos devenires con el cariño de alguien recordando su juventud, pero esta actitud parece haber cambiado.

Luego de su encuentro con el director de cine y la jefa de la productora, la película retrocede y muestra como Claire se encuentra con Manhee. Ella está en la playa, y Claire se le acerca para pedirle una foto, porque la encuentra muy bonita. Manhee acepta, y luego de la foto empiezan a conocerse. Vemos cómo las dos mujeres son transparentes, honestas y tienen una sensibilidad muy intensa frente a todo lo que les rodea. Las dos entienden esto de la otra inmediatamente y, a pesar de su limitado inglés, logran hacerse muy amigas. En esta lucidez ellas son diferentes al resto de los protagonistas de Hong. Claire y Manhee están atentas a cada momento y pueden desbordarlo, especialmente cuando están juntas. Su primer encuentro en la playa es definido en esta afinidad, cuando logran decirse las cosas que realmente les importan solamente con monosílabos en inglés.

El resto de la trama sigue caminos ya clásicos: en un momento el director se encuentra con Manhee (la única vez que los vemos juntos) y la reta por vestir con falda corta. El tipo es un hipócrita, pero acá este aspecto no está estructurado como humor negro, sino sólo como una nota al margen en la vida de ella. Es lo de menos. Manhee y Claire pueden hablar de su miedo a los ascensores y también discutir sobre la impresión que les provoca el mural del vestíbulo de un edificio. Pueden hablar abiertamente de su dolor y de su decepción, de lo que les parece bello y lo que les parece extraño, del mismo perro bonito en la calle (las dos lo notan por separado, en distintos momentos) y de cómo, para apreciar algo, hay que verlo de nuevo muy lentamente. Son dos personajes que se abren, sólo se abren y en esta potencia constante terminan abriendo toda la película hacia Hong, hacia Kim y hacia nosotros los espectadores. Es, por lo tanto, un llamado. Esta película no quiere que nos hagamos los lesos. Quiere que caminemos, que hablemos, que veamos y que tomemos fotos, porque nada de esto es menor.

*Nota: El filme Claire’s Camera (2017) fue exhibido en la 24° versión del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en donde los Cineclubes de Chile realizaron su IV Convención titulada “Contracultura, educación y accesos no comerciales al cine”.

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