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El cineasta Luis Sepúlveda: la imaginación y la realidad

Por: André Joufee / 18 de Abril, 2020

Antes de referirnos a la incursión total en el cine de Luis Sepúlveda Calficura, es interesante relatar un hecho escasamente conocido.

En su imaginación siempre recorrió la idea de una relación, más que de amistad y luego bélica, de don Pedro de Valdivia y Lautaro. Es más, me hizo a través de una tercera persona, acceder a los Archivos de Indias a la correspondencia entre el conquistador y el rey de España. Se ilusionaba con alguna mención a una suerte de amor entre ambos. Mireya Letelier, investigadora, a solicitud mía visitó el Archivo y leyó las cartas. Y como es dable de imaginar, jamás un súbdito iba a plantear un tema de esta naturaleza al soberano. Más aún en esos tiempos con la Inquisición encima.

Un simple capricho que deseaba llevar al cine.

Un viejo que leía historias de amor (lo escribió a los 38 años), tuvo varias ofertas cinematográficas en Francia  que no se concretaron. Por otra parte los precarios recursos para el cine de parte de los ecuatorianos, pues trata de un shuar, tampoco podían financiar la versión filmada del libro. Además,  Ecuador aún no coproducía con ningún otro país como para obtener financiamiento de un tema que involucraba enormes gastos. Según Sepúlveda “No se podía grabar en estudios, sino que en la misma selva, y para tal efecto había que armar un campamento, llevar generadores de electricidad, catering, o sea mover casi a cien personas”, me contó. En Chile, y en tiempos de Pinochet, tampoco era el momento adecuado para que los exiguos fondos culturales fuesen destinados a la obra de un exiliado que atacaba a Pinochet en cuanta tribuna se le ponía por delante.

En 1997, el italiano Enzo D’Alò filmó Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, película de animación basada en la obra homónima de Sepúlveda, y estrenada en 1998. La película está hasta el día de hoy en el cable, pues escapa por su contenido al guion típico adaptado para menores, y cuando se estrenó en Paris en 1998 tuvo gran aceptación de parte de la crítica y el público. Sepúlveda mismo dobla al personaje del Poeta en italiano y en español. En 2000 aparece en la película italiana Bibo per sempre.

Finalmente, “El viejo” tiene su oportunidad gracias al alemán-australiano, Rolf de Herr, quien dirigió la adaptación cinematográfica de su novela, la única que realmente trascendió a nivel mundial, aparte del “Gato”, por la sencilla razón que Luis se dedicó más a la crónica. Lo más asombroso es que el éxito literario de la novela, careció de aceptación tanto por parte de la crítica y el público. De hecho, jamás se dió en Chile. ​

Su relato Café ha sido objeto de adaptaciones para cortometrajes en Grecia, Italia y Francia, y Cuando no tengas un lugar donde llorar fue llevada a la pantalla grande por la Escuela de Cine de Londres en 2010.

Sepúlveda escribió el guion y dirigió el largometraje Nowhere, premio del público en el Festival de Marsella 2002. La película se hizo en la Patagonia y contó con la participación del actor Oscar Castro que, dicho sea de paso, fundó el teatro Aleph en calle Lastarria en Santiago y en exilio, lo refundó en París, siendo la compañía de teatro extranjero más longeva de Francia. Así, el Aleph funciona alternadamente  en La Cisterna y en Francia. Castro hizo un film inspirado en la obra teatral del AlephEl Café de la Ultima Esperanza con Valentina Vargas, actriz de fugaz aparición en Azul Profundo, En el nombre de la Rosa y en el propio Oscar. Curiosamente, pese a ser un film muy chileno rodado en Francia, jamás llegó a los cines ni a los canales nacionales.

Sepúlveda dirigió el cortometraje Corazón verde, galardonado como el mejor documental en el Festival de Venecia 2003. Finalmente, culmina su carrera en el cine como co escritor de Tierra del Fuego, con Ornella Mutti y Luis Alarcón. Este film fue escrito junto a Tonino Guerra y Miguel Littín, quien además dirigió la película.

Pero sobre Sepúlveda como persona, y desde todos los ángulos, filmó Sylvie Deluele para el canal de televisión franco alemán Arte, una película de aproximadamente una hora sobre su vida y obra titulada Luis Sepúlveda, el escritor del fin del mundo, difundida en el 2011.

Como persona, a quien conocí muy de cerca, se caracterizaba por su generosidad;  nada de envidioso del éxito de los demás, fue él quien llevo de la mano al ya veterano Francisco Coloane, su fuente de inspiración, a Europa. Y le abrió las puertas en el Viejo del Mundo cuando en Chile aparte del Premio Nacional, y que El último grumete de la Baquedano fuese lectura obligatoria en los colegios, ya estaba siendo olvidado. Lo mismo, mucho le debe Hernán Rivera Letelier, a quien presentó en editorial Metailié con lo cual comenzó a los 50 años su carrera en el Viejo Continente.

Acertamos al decir que Luis Sepúlveda trascendió más por sus crónicas que por sus libros y películas. Las columnas de actualidad con opiniones rotundas y contundente pudieron más que lo otro. Si bien estudió teatro en la Universidad de Chile, al parecer su diplomado en Comunicaciones en la Universidad de Heidelberg, marcaron su rumbo definitivo.​ Esto explica que publica, aparte de un poemario a los diecisiete, su primer libro pasados los treinta años.

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