Por: Cristóbal Rojas Martínez / 14 de mayo, 2019
Amistad, sin duda una de las pocas cosas que las personas valoran de manera transversal y trascendente. Sin importar religión, cultura, demografía, política, nación, etc. Ni espacio ni tiempo. Otras cosas para mi gusto son la felicidad y el cine. Desde su creación, el cine muestra la manera en que las personas sonríen, lloran, aman, etc. En una sola palabra: Emoción, cómo fue definido por Samuel Fuller dentro de la película Pierrot le fou (1965). Dada esta relación entre los conceptos de amistad y cine, no es de esperarse que la temática de la amistad sea abordada en un sin número de películas.
En particular, este texto se propone analizar cómo el tema de la amistad aparece dentro del cine del director italiano Sergio Leone, puntualmente en la película The Good, The Bad and The Ugly (1966). Está película es el fin de una trilogía que además es reconocida como una de las obras más características de lo que se conoce como Spaghetti Western. Así mismo, The Good, The Bad and The Ugly (1966) marcaría – por lo menos en intención – el fin del cine western para el director, según palabras del mismo Leone [1]. He aquí el final de una trilogía donde cómo dice el dicho, Sergio Leone no dejo nada en el tintero. Su característico barroquismo a través de sus secuencias eran además fiel reflejo de que tras el gran éxito de las dos primeras películas de la trilogía: A Fistful of Dollars (1964) y For a Few Dollars More (1965), sus producciones elevaron sus presupuestos de manera exorbitante. Lo anterior permitió que Leone diera rienda suelta a todo su potencial como director de películas del tipo western en la tercera y última película. Sin lugar a dudas, que el éxito de estas cintas repercutió en la industria del cine hasta el día de hoy, marcando pauta para un vasto número de producciones relacionadas directamente con el western e inclusive con otros géneros del cine.
En cuanto al concepto de amistad inmerso dentro de The Good, The Bad and The Ugly, la principal interrogante del análisis es la siguiente: ¿Hasta qué punto se puede considerar como una verdadera amistad las relaciones que Leone muestra entre sus personajes? Esa es la piedra angular de la discusión propuesta en este ensayo y de la cual se desprenden un sin número de otras situaciones dignas de analizar. Y es que este cuestionamiento se puede aplicar inclusive a cada una de las tres películas que forman parte de la trilogía dollar. Es el propio Sergio Leone quien sostiene, “la amistad viril está presente en todas mis películas, quizá porque soy hijo único, nacido tras catorce años de matrimonio. Nunca tuve el hermano que quise y necesité”[2].
En mi opinión personal, creo que las relaciones que se muestran en la película no pueden ser catalogadas como relaciones de amistad pura. Lo anterior parte de la base que una relación de amistad tradicional radica en el desinterés. De hecho, la definición formal de amistad es “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”[3]. El tema del interés es fundamental ya que el principal agente motivante de todas las relaciones que se dan en la película es el dinero directa o indirectamente. O por lo menos es lo único que Leone nos revela de manera explícita. Desde un comienzo se ve cómo el personaje de Clint Eastwood y el Tuco (Eli Wallach) forman parte de esta “sociedad” con fines netamente mercantiles, sin ningún código aparente que no sea más que el negocio. Vemos cómo esta relación se quiebra rápidamente al momento de renegociar los porcentajes.
“- Blondie: I mean our partnership is untied.
– Tuco: [looks down at the noose still hanging from his neck]
– Blondie: Oh no, not you, you remain tied. I’ll keep the money and you can have the rope.” [4]
Desde allí en adelante, los hasta entonces “compañeros” se transforman en los más fervientes enemigos hasta que nuevamente el dinero aparecerá cómo vinculo.
Esta primera impresión de la amistad dentro de la película, es compartida a su vez por autores cómo Carlos Aguilar, quien sostiene que “los protagonistas parecen conducirse únicamente con miras a un lucro personal, despreciar otra escala de valores fuera de enriquecerse a cualquier recio, ignoran la honda gama de nobles sentimientos que tan admirablemente distinguió a sus colegas americanos […] Tampoco facilitan referencia alguna – apenas, un par de menciones pasajeras – respecto a su pasado, acerca de vínculos familiares o lazos de amistad” [5]
A pesar de lo anterior, es el mismo autor quién destaca la visión de amistad que Leone presenta en sus películas.
“Sergio Leone concede a la amistad masculina una relevancia propia, incluso mayor que la denotada por sus colegas del otro lado del Atlántico. Mejor dicho, le merece otra aproximación un grado de respeto superior, más elevado reverente, casi sacro”.[6]
Tal cómo lo recalca Aguilar, el trato hacia la amistad que muestra Leone, presenta diferencias con directores del western norteamericano contemporáneos cómo Peckinpah. Y es que a pesar de que ambos presentan una visión más cruda y pesimista del western – por la cual llegan a formar parte de lo que se conoce cómo western crepuscular– , Peckinpah rompe los códigos de amistad al resolver el conflicto entre Path Garreth y Billy the kid. Es allí donde el director americano cruza la línea de la muerte entre ambos compañeros, dónde uno de ellos se ve en la obligación de poner fin a la vida del otro. Línea que a pesar del tipo de relación entre los protagonistas de The Good, The Bad and The Ugly, nunca se cruza. Pese a todas las amenazas y violencia que muestran los protagonistas, ellos nunca terminan dándole muerte al otro. “Jamás llegan a tal extremo, porque pese a todos los reproches que puedan argüirse, a la maldad acumulada del uno contra el otro, sobrevive el suficiente respeto personal como para que sus respectivas vidas constituyan mutuamente lo más sagrado del mundo.”[7]
Sin embargo, la manera en que Sergio Leone presenta la amistad entre protagonistas, a su vez es disruptivamente distinta a lo que se venía haciendo en el western más tradicional (directores como John Ford, fuente de inspiración para Leone), dónde si aparece la mirada más tradicional tanto de la figura de un héroe como de la amistad. Lo anterior es una prueba más de lo que el mismo Sergio Leone revela en su visión de western, “El discurso del western con el que debutó Leone – afirmaría más tarde – se refería nada menos que a una <<ruptura histórica de las convenciones del género. Antes de mí, no podías hacer western sin mujeres en él. No podías mostrar la violencia porque el héroe tenía que ser un tipo de persona de pensamiento positivo. Así, no había forma de jugar con ningún tipo de realismo: ¡los personajes principales tenían que ir vestidos como modelos de pasarela! Pero yo introduje un héroe negativo, sucio, que se parecería a un ser humano y que estaba a gusto con la violencia que lo rodeaba>>.”[8]
He aquí dónde saltan nuevas interrogantes, al reconocer qué si existiría algún cierto tipo de código de compañerismo entre los protagonistas, pero que este se funde a su vez en el interés por el dinero y utilitarismo. Entonces ¿qué tipo de amistad es la que quiere mostrar Leone? O más bien ¿Qué vendría siendo siquiera el concepto de amistad para el mismo director? A continuación, Carlos Aguilar esboza lo que sería según él una definición de amistad por parte de Sergio Leone
“<< No estamos solos, Rubio. Yo te tengo a ti, y tú me tienes a mí >>, asegura Eli Wallach a Clint Eastwood en El bueno, el feo y el malo, con intención de sensibilizarle, y arrancarle el nombre de la tumba que esconde el dinero, aprovechando la extrema sensibilidad de este… Pero ahí radica el concepto (al menos cinematográfico) que Leone poseía de la amistad viril: entre amigos, todo puede permitirse y por ende todo se permite, hasta los mayores engaños y traiciones, porque a la hora de la verdad siempre resplandecerá el sentimiento, la verdadera amistad, y a su lado el resto de las cosas carece importancia”[9]
A primera vista y a ojos de un simple espectador de la película, puede ser difícil visualizar que el dinero perdería relevancia al compararlo con el sentimiento de amistad. Sin embargo, allí aparece otra gran cualidad del director de la trilogía. Sergio Leone muchas veces nos deja anonadados con el poder de las imágenes sobrecargadas de detalles, pero que en el fondo le dan al espectador la tarea de ahondar un poco más en lo que verdaderamente significan. A pesar de que es evidente que todas las acciones de los personajes se ven gatilladas por el deseo de fortuna y la búsqueda del dinero. El mensaje que Leone entrega al final de cada una de partes de la trilogía es que lo único que resulta inútil para los protagonistas es el mismo dinero. Ejemplos se pueden ver al mirar a Clint Eastwood a lo largo de las películas. Vemos que, en una secuencia de la primera película, el protagonista termina regalando el dinero por el cual tanto lucho a la familia de Marianne Koch para que realicen su escape. A sí mismo vemos como en la segunda cinta el personaje de Lee Van Cleef reniega lo que vendría a corresponderle como su parte de la recompensa y se la da enteramente a Clint Eastwood. Sin lugar a dudas que lo que nos viene a decir Leone con esto es una reafirmación de lo que plantea Carlos Aguilar, dónde lo que en un principio pareciese ser la única finalidad por la cual se mueven y luchan los personajes, en el final no tiene relevancia alguna. El dinero en la trilogía es simplemente una excusa pero que en ningún caso va a cambiar el destino de nadie. “[..] en El bueno, el feo y el malo, la riqueza material alcanza por fin el grado de abstracción que Leone perseguía e insistió en los films anteriores: tanto Eastwood como Wallach y Van Cleef se conducen únicamente por codicia y de hecho ganan grandes sumas de dinero con sus tropelías… sin embargo, hubiera producido idénticos resultados (visuales, cinematográficos) que no lo hicieran, porque ello no repercute de ninguna forma en sus vidas. Pobres o ricos, los supervivientes continuarán vagando caóticamente de acá para allá. En los westerns de Leone/Eastwood, el dinero lo es todo, pero no sirve para nada”[10]
Entonces efectivamente la amistad vale más que unos cuantos dólares en la trilogía de Sergio Leone; sin embargo, es una amistad alejada completamente del concepto tradicional que se entiende o se posee como lugar común, concepto que cómo se explicó anteriormente se basa en el completo desinterés. Lo anterior resulta coherente con el planteamiento del director italiano, quién transparentemente busca romper con las propuestas tradicionales del western. Cómo afirma el mismo Leone, “en un puñado de dólares se dice: << Cuando un hombre armado con revolver topa con otro armado con fusil, el primero es hombre muerto. >> Y luego ocurre lo contrario. Me encanta invertir los códigos, las previsiones y las situaciones. Lo hago para infundir una impresión de realidad diferente a la de los western americanos.”[11] . En síntesis, dentro de The Good, The Bad and The Ugly se busca desmitificar las amistades del western, presentándolas de manera más cruda, más utilitarias pero que solo hasta el último minuto se demuestra que estas si son respetadas y que los códigos aplican.
Por otro lado, está aparente contrariedad en lo que plantea Leone (importancia de la amistad en un mundo donde aparentemente solo importa la individualidad), se hace más entendible al observar las opiniones más personales del autor.
“Para mí, ideológicamente en la vida no cuenta más que la familia. Es el último arquetipo nacido en la prehistoria que todavía permanece. Y la amistad, naturalmente. Es todo. Soy pesimista por naturaleza. El pesimismo nace al constatar la realidad de la vida. Solo se puede ser feliz a condición de arrebatar esa felicidad a los demás. De ahí mi pesimismo. En las películas de John Ford, la gente abre la ventana para mirar al horizonte con esperanza. En las mías, las abre con miedo a recibir una bala entre las cejas. Y de hecho la recibe”[12] (156)
Finalmente, a diferencia de Carlos Aguilar, creo que la relación de amistad entre los personajes es un ente vivo, cuya importancia no es omnipresente a lo largo de la narrativa, sino que va evolucionando constantemente a lo largo de la película. Película en la cual, a su vez, Leone se encarga de exacerbar el factor sorpresa y no nos deja sino hasta la última escena corroborar que los protagonistas efectivamente respetaban su relación y no vieron en la traición la salida más obvia. Es el mismo Leone quién abiertamente reconoce el objetivo de hacer que el espectador no resuelva de manera obvia los conflictos que se muestran en la cinta. “[…] <<Había aprendido a ponerme siempre bajo la piel del miembro más exigente público – diría más tarde –. Cuando voy al cine, a menudo me siento frustrado porque puedo imaginar exactamente lo que va a pasar dentro de diez minutos en la pantalla. Así cuando estoy trabajando sobre un tema, siempre busco el elemento sorpresa. Trabajo intensamente para mantener la curiosidad de la gente […]. La primera vez que las ve, la gente experimenta la agresión de las imágenes. Le gusta lo que ve, sin tener que comprenderlo necesariamente todo. Y la abundancia misma de imágenes barrocas privilegia la sorpresa por encima de la comprensión. A la segunda visión, la gente capta más completamente el discurso que subyace bajo las imágenes>>.”[13]
En último lugar, me gustaría reconocer que quedo tranquilo con esta visión de amistad, la que inclusive se relaciona con la definición de la real academia. En cuanto efectivamente es un afecto personal entre dos personas que nace y se fortalece con el trato; un trato que se va desarrollando constantemente entre los protagonistas a lo largo de la historia.
Como comentario final, creo que todas estas conclusiones son objeto de posteriores análisis y en ningún caso podrían reflejar efectivamente lo que Leone nos quiso mostrar en su película. Inclusive creo que el mismo Leone es quién busca que se generen este tipo de discusiones dentro de su cine.
“Soy un hombre del Espectáculo, no un profesor. Lo que hago pretende excitar los sentidos y hacer pensar a la gente. Pero nunca manipular la consciencia del público. Cada espectador debe extraer sus propias conclusiones”[14].
Bibliografía
- “Per un pugno di dollari”, Sergio Leone, 1964.
- “Per qualche dollaro in più”, Sergio Leone, 1965.
- “Il buono, il brutto, il cattivo”, Sergio Leone, 1966.
- Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990.
- Frayling, Christopher, Sergio Leone. Algo que ver con la Muerte, Madrid: T & B Editores, 2002.
- “Conversation avec Sergio Leone”, Noel Simsolo, 1987. Fuente: http://msb247.awardspace.com/docs/simsolo.pdf
- An Interview with Sergio Leone, Marlaine Glicksman, 1987. Fuente: http://www.americansuburbx.com/2012/12/interview-interview-with-sergio-leone-1987.html
- “Sergio Leone interview on Clint Eastwood and the Dollars Trilogy”, 1977. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=HASYH0duRLE
- “Very Rare Interview with Sergio Leone in”, 1984. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=8zIEDBGRFUw.
- IMDb. Fuente: http://www.imdb.com/title/tt0060196/quotes
[1] “Very Rare Interview with Sergio Leone in 1984”. Fuente: www.youtube.com. Link: https://www.youtube.com/watch?v=8zIEDBGRFUw
[2] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 31.
[3] Diccionario de la Lengua Española (Edición 23 en línea, 21 octubre 2015). www.dle.rae.es. Link: http://dle.rae.es/?id=2MkIDT9
[4] http://www.imdb.com/title/tt0060196/quotes
[5] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 13.
[6] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 31.
[7] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 32
[8] Frayling, Christopher, Sergio Leone. Algo que ver con la Muerte, Madrid: T & B Editores, 2002. Página 134.
[9] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 31
[10] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 53.
[11] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 144.
[12] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 156.
[13] Frayling, Christopher, Sergio Leone. Algo que ver con la Muerte, Madrid: T & B Editores, 2002. Página 134.
[14] Aguilar, Carlos, Sergio Leone, Segunda Edición, Madrid: Cátedra, 1990. Página 138.