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Artículos Especial: Dossier FICValdivia 2016

The Dazzling Light Of Sunset de Salome Jashi – Por Maria Mondacae

Por Maria Mondacae /29 de Octubre, 2016


The Dazzling Light Of Sunset
 de Salome Jashi

Ganadora Competencia Internacional

  • Título original: Daisis Miziduloba
  • Georgia, Alemania  74 minutos; Año: 2016
  • Dirección, guión y montaje: Salomé Jashi
  • Producción: Urte Fink (Sakdoc),Salomé Jashi (Sakdoc), Gregor Streiber (inselfilm).

En el desplazamiento de la cámara dentro de un galpón abandonado aparece un pequeño grupo de espectadores frente a un cuarteto que interpreta lo que parece ser una canción folklórica.  El espacio es amplio, algo viejo, la interpretación cautiva y sumerge lentamente.

“La deslumbrante luz del atardecer” es el documental de Salome Jashi (1981) que sigue a la estación televisiva Jikha TV, situada en la ciudad de Tsalenjikha en Georgia, un país al este de Europa y que fuera parte de la Unión Soviética.

Una periodista, quien es casi el único rostro y voz de los programas del canal, junto al director/técnico se encargan de retratar y transmitir la mayor parte de los sucesos masivos del pueblo, reuniones, ceremonias y uno que otro evento de prestación servicios para la comunidad.

La cámara esta puesta inteligentemente en la mision de un retrato que pretende mas que contemplar- situar una puesta en escena que clarifica un espíritu de puesta en escena que la misma gente avala y practica: ensayos de desfiles de niñas-modelo, votaciones situadas en escenarios, largas preparaciones de comida y hasta un búho capturado conforman un paisaje de situaciones impactantes por su ejecución y por las ideas compartidas en esa comunidad que se sabe tal y que pretende mantenerse allí.

En la secuencia de estos ritos hay un enorme gesto a todos los territorios humanos que han pasado de la postergación a la globalización. esa fusión que no tiene por qué ser paradójica necesariamente, retrata el arraigamiento al territorio y desmenuza, a presión del tiempo, la religiosidad de lo que creemos son nuestras costumbres. acá conviven los mitos locales con canciones pop estadounidenses y por tanto ultra globales. los momentos parecen extrañamente cercanos y si bien puede llegar uno -por el miedo- apelarse a palabras como ignorancia y xenofobia , indiscutiblemente desenmascara desde la aldea que ahora tiene como material principal la información y las imágenes brillantes de estrellas que todos conocemos. considerar a Georgia una región rural (entendiendo que la película solo abarca un pequeño poblado), es una minimización bastante corriente dentro de culturas inmersas en la idea de soberanía, de gran república, de deber, necesidad de macro estructuras, incluso de «pureza» y de un dios presente en la crianza de su gente. el asunto va mas allá de cualquier tipo de exotización, porque por muy post-sovietica que nos parezca esta tierra en ese paisaje heredado de territorio fantasma- el capitalismo ha calado, como en mayor parte del mundo, como en la mayoría de nosotros.

Y se podría decir que hay un espectáculo constante, un espectáculo que busca reunir a la gente, donde quizá el canal también es parte de ese espectáculo de la comunidad, donde la iglesia, la tumba, la mesa de comer y hasta esta película podría ser parte de ese ritual termine por formar un gran espejo para un país tan aldeano como Chile.

Aquí, los medios (el medio) y las personas no parecen estar tan separados, se piensan y practican como  herramienta natural de encuentro y organización de actividades de un grupo humano, sobreviviendo. Lo cual podría considerarse un acto de autonomía y el registro del cotidiano para el cotidiano, eso si, con la mas sincera bondad.

Maria Mondacae

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Artículos Especial: Dossier FICValdivia 2016

Les sauteurs (those who jump) – «Al otro lado» Por Isidora Torrealba

Por: Isidora Torrealba / 28 de Octubre, 2016

Les sauteurs (those who jump)

País: Dinamarca

Dirección:     Moritz Siebert, Estephan Wagner, Abou Bakar Sidibé

El alemán Moritz Siebert y el danés Estephan Wagner se encontraban viajando cerca de España cuando se dan cuenta de una enorme reja que separa la frontera entre Melilla y Marruecos, perteneciente al continente africano. Se acercan para ver el otro lado y se dan cuenta de que existe un mundo completamente distinto, en donde reside  Abou Bakar Sidibé, un joven de Mali que vivió en la montaña Gurugú, y que se termina convirtiendo en director de cine para dar testimonio de la vida de aquellos que saltan al otro lado de la frontera.

Les sateurs es un documental que está filmado casi en su totalidad por Abou, quien no entiende mucho el funcionamiento de una cámara por lo que entramos poco a poco en una experimentalidad cinemtagráfica que se va adaptando a un lenguaje propio y único para registrar a la comuniad del monte gurugú.  Es en éste monte donde viven más de 1000 personas que se acoplan en diferentes comunidades con un sueño colectivo: cruzar la reja para llegar a Melilla, en España y probar suerte en Europa tener un mejor pasar. Dentro de cada comunidad existe una vida de tareas cotidianas y reglas que se deben cumplir para así asegurar que cada compañero logre pasar al otro lado.

La vida transcurre entre la miseria y esperanza, en donde el apoyo entre las personas es crucial para poder sostenerse de pie entre la tierra seca y el hambre. Los días pasan entre conversaciónes sobre el futuro, improvisaciones de rap, partidos de fútbol, bailes y cantos para reponer energías en la constante espera y el tedio. Siempre se mantiene la esperanza de cruzar la línea sin salir herido.

Por las noches el bosque se convierte en su aliado. Abou nos relata en una serena voz en off que la emoción aumenta con cada nuevo intento de cruzar los tres niveles que se levantan hacia el cielo, atravesando púas y alambres que pueden terminar de manera fatal con su vida.  La meta es cruzar y no ser detenidos por la policía española, una vez que pisen el terreno pueden reclamar asilo y así zafar del maltrato policial, pero muy pocos lo logran.

El concepto de “vigilancia” se trabaja a través del montaje que proponen los directores, contraponiendo imágenes de una cámara de seguridad de alta tecnología que detecta a los cuerpos por el calor. Desde este punto de vista se nos presenta la violencia con que son vistos los inmigrantes, ya que los captura como una horda de salvajes que quieren atacar y saquear el pueblo vecino, pero luego con la cámara de Abou, entendemos que existe una calidez tan humana dentro de su organización que conmueve profundamente al espectador que poco y nada conoce sobre las condiciones con las que viven a diario.

Un documental que deja el corazón apretado y la respiración profunda a quien sea que lo vea, ya que escudriña en lo más profundo de la empatía humana a través de la fuerza de sus imágenes, sobre todo por la inocencia fílmica que posee el registro del mismo protagonista, ofreciendo una visita al interior de una realidad completamente alejada y desconocida, cuestionándonos el concepto de identidad, libertad y pertenencia desde las imágenes.

Isidora Torrealba